Shany Nadan en Después de la seducción
Por lo general, he hecho papeles muy blancos y suaves, siempre la niña buena, y me gusta interpretar un personaje cuya oscuridad se ve en escena. Cuando su plan no funciona, ella se llena de rabia y de frustración... Ese es el clímax de la escena, cuando estalla de rabia, más que hacia un hombre, es rabia hacia sí misma, por haber sido tan ingenua al creer que alcanzaría un estatus social y económico por medio de su cuerpo y no lo logra. Es interesante interpretar esa polaridad del ser humano, porque uno no es solo bueno o solamente malo”.