Después de la tragedia: el negocio de los cruceros
Son ciudades flotantes que se deslizan por los mares como ballenas tranquilas.
La reciente tragedia del crucero Costa Concordia en Italia, no obstante, ha puesto en evidencia la vulnerabilidad de estos gigantes y el tamaño de una industria que crece a pesar de la crisis: en el último año cerca de 20 millones de personas contrataron un crucero, un 14% más que en el 2010.
A pesar de casos como el Titanic, surcar el mar a bordo de un barco con todas las comodidades sigue siendo un asunto rentable. El costo de un barco mediano, de 90.000 toneladas, 300 metros de largo y una capacidad de 2.500 pasajeros, puede rozar los $ 100 millones, una inversión que se recupera en dos o tres años.
Además, su construcción puede llevar de dos a tres años, un tiempo récord comparado con los cruceros que surcaban el océano a comienzos del siglo XX.
“El Costa Concordia, por su parte, fue considerado el más grande de la historia de Europa cuando se puso en marcha en el 2006 (114.00 toneladas y una capacidad de 3.700 pasajeros), un hotel sobre el mar. Se calcula que costó $ 460 millones”, detalla Richard Westcoot, analista de medios de transporte de la BBC.
Pese a la bonanza del sector, las acciones de Carnival Corporation, propietaria de Costa Concordia, y otras diez líneas de crucero, han caído un 16% en la bolsa de Londres.
Los pasajeros, que promedian los 40 o 45 años de edad, según la Organización Mundial del Turismo (OMT), pueden gastar unos $ 3.500 o $ 4.500 en un crucero estándar de una semana o diez días por el Mar Mediterráneo.
Sin embargo, en los últimos años se han abaratado los costos. Un crucero de tres o cuadro días se puede contratar por unos $ 400.
Actualmente existen 280 compañías que ofrecen cerca de 30.000 cruceros a unos 2.000 destinos, desde el mar de Indonesia hasta los mares de Alaska.
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