Instantáneas inolvidables
Invitamos a cinco fotógrafos guayaquileños a compartir sus recuerdos diferentes, creativos y divertidos capturados con sus cámaras del momento más dulce de las parejas.
Joshua Degel
Su trabajo es reconocido en portadas de revistas (como en la nuestra, en otras ocasiones) y también ha capturado a personajes políticos y de farándula. Pero la fotografía de matrimonio le permite a Joshua experimentar otro tipo de aventura, una que combina la euforia y conmoción de un momento singular en la vida.
“Es un reto porque hay una responsabilidad inmensa de la persona que depositó la confianza en ti para que hagas un registro visual de todo lo que va a pasar en su matrimonio. Aparte de eso, es superadrenalínico estar involucrado en este constante recorrer de los diferentes lugares para las fotos, lo hace emocionante”.
Como esta gráfica en la cual aparecen María Belén Arosemena y Carlos Crespo, quienes unieron sus vidas el 23 de febrero. Estas ideas pueden ser iniciativas de los novios o del fotógrafo. “Siempre les pregunto: ‘¿Qué tal si te lanzas a la piscina, si te pones un paracaídas, si vamos a la antigua cárcel?’ No los obligo; si dicen sí, lo hacemos”.
Chantal Fontaine
Según esta fotógrafa, este oficio enseña a observar un mundo que no está visible en una vida cotidiana. “Perdemos la curiosidad por los detalles cuando crecemos, vivir de esta profesión permite descubrir lo que significan los detalles transformando una realidad en nuestra nueva realidad”, aclara Chantal.
Por ello la felicidad de los recién casados en su magno día es el objetivo de su lente, como en la imagen sobre estas líneas en la cual aparecen alegres Carlos Mayorga y Daniela Negrete. Ellos se casaron el 25 de octubre.
“Cuando hago fotos me involucro de forma que no hay diferencia entre el espectador (fotógrafo) y el fotografiado. Detener el tiempo de una pareja que ha tomado la decisión de compartir su vida y hacer su nueva familia es una oportunidad de mostrar mi responsabilidad como fotógrafa, dentro de un escenario muy particular del amor inmerso, en una ilusión de cualquier escenario”.
“Un fotógrafo que logra experimentar los sentimientos de la pareja puede dar vida a la historia con imágenes que sirven para revivir el pasado”.
Paloma Ayala
Un vistazo a su página web revela su sensibilidad al ser parte de ocasiones memorables: quinceañeras, bautizos, comuniones, sesiones familiares y, por supuesto, matrimonios.
En los eventos nupciales “me pongo un poco nerviosa, al igual que la novia, porque entiendo que es un día muy importante; los recuerdos van a durar toda la vida y por ello deben quedar muy bien”, dice. Trabajar tan cerca con los novios también le permite conectarse con ellos emocionalmente.
“Siempre trato de reflejar lo que ellos son como pareja, su romanticismo ese día, no reflejarme a mí. Hay novias que me dicen: ‘Paloma, no quiero llorar’, y les digo que lo hagan porque es lo que sienten, es su esencia”. En la foto: Gabriela Jiménez y César Noboa, quienes juraron amarse toda la vida el pasado 25 de octubre.
Andrea Alvarado
Esta colaboradora de la revista SAMBO de Diario EL UNIVERSO siempre trata de dar un aire de frescura a las imágenes que registra con su cámara. Esta misma sensación la traslada a sus sesiones de bodas.
“Una de las cosas más lindas de esta profesión es la relación que se crea con las parejas. Las bodas son un mar de emociones, por un lado están los novios con ansias y nerviosismo esperando el gran día; por otro, los padres y hermanos con una mezcla de alegría y tristeza al saber que una etapa concluye y una totalmente nueva está por comenzar; y los amigos que han acompañado a los novios desde pequeños, que están desde horas antes de la ceremonia eclesiástica hasta cuando los novios se retiran de la fiesta entre risas, abrazos y lágrimas.
Es un privilegio poder ser parte de este lazo de amor e inicio de una nueva familia”, asegura. En la foto (arriba): Alexandra Barciona y José Rivadeneria (16 de mayo); “fue un gran trabajo de equipo, los invitados esperaron el momento preciso para encender las velas y lograr este lindo recuerdo”.
Lenín Vargas
En esta nueva faceta de su carrera como fotógrafo y videógrafo de bodas, Lenín, músico (vocalista y guitarrista de Lego) y productor discográfico de Osso Producciones, trata de aprovechar las emociones a flor de piel de los novios durante el ‘sí, quiero’. “Es un megaevento, por eso es complicado pedirles que nos dediquen algo especial para capturarlo”. Por ello, busca crear un vínculo de confianza con la pareja antes del gran día. “Hacemos una reunión de preproducción, aclaramos que no rodamos un comercial o videoclip.
Son personas que nunca han tenido tantos flashes frente a ellos. La idea es que se sientan cómodos y sean ellos mismos. Incluso lo último no le podemos decir en el momento de las fotos, porque con tantos sentimientos ocurriendo ese día pueden sentirse más presionados, cuando ese no es el objetivo”, explica. (E)