Investigación arqueológica con la Espol: Rusos en Real Alto
Después de 26 años se reactivan importantes trabajos en el yacimiento valdivia más famoso del país.
Una de las preguntas más importantes en la arqueología tiene que ver con la manera en que se colonizó América: si fue únicamente por tierra, cruzando la plataforma de hielo que cubría el estrecho de Bering, el punto más cercano entre nuestro continente y Asia, durante la última edad de hielo, más de 10.000 años antes del presente, o si también se hizo por el mar, siguiendo la orilla de aquella plataforma, que cubría una parte considerable del noreste de Asia y noroeste de Norte América.
Para avanzar esta última alternativa, algunos arqueólogos han estudiado las similitudes entre la tecnología paleolítica de Hokkaido, la isla más norteña del archipiélago japonés, y aquella del oeste de los EE.UU., algo comparable con lo que hizo Emilio Estrada, quien propuso lazos entre la cultura Valdivia y la Jomón del Japón a partir de las similitudes en su cerámica.
Y esta pregunta fue la que empujó al Dr. Andrey Tabarev, arqueólogo especializado en tecnología lítica (de piedra) de la Universidad de Novosibirsk y miembro de la Academia Rusa de las Ciencias, cerca de la frontera de Rusia con Kazajistán, y con amplia experiencia en la arqueología de Japón, a viajar a Ecuador, estudiar su arqueología y conversar con sus arqueólogos, sobre todo con el Dr. Jorge Marcos. En el 2010, el Dr. Tabarev visitó el Ecuador y el Dr. Marcos le mostró los famosos sitios arqueológicos de Real Alto y Jaboncillo. Aunque en ese tiempo Marcos dirigía las excavaciones en el cerro Jaboncillo, no muy lejos de Ciudad Alfaro, en Manabí, fue en Real Alto que realizó el trabajo por el cual se haría conocido alrededor del mundo.
Así, aumentó el interés del Dr. Tabarev por la arqueología de la Costa ecuatoriana, y sobre todo de la época más antigua, la transición entre el periodo Precerámico y Formativo, más cercano a la primera colonización del continente, y con mayor presencia de instrumentos líticos como puntas de flecha y hachas. Animado por el Dr. Marcos, el Dr. Tabarev buscó una manera de juntar esfuerzos en un proyecto de investigación.
Logros académicos
Al mismo tiempo que continuaba dirigiendo las excavaciones en cerro Jaboncillo, Marcos buscaba resolver un problema que siempre ha afectado a la arqueología de nuestro país: la falta de arqueólogos debidamente preparados en la teoría y práctica de su área de estudio, ambas de las cuales se deben dominar para lograr la calidad de trabajo que permite el acceso a las publicaciones internacionales más reconocidas. En el 2010, con el aval de la Espol, la Corporación Nacional de Arqueología, Antropología e Historia (Conah), que Marcos estableció para promover la investigación y educación en estos campos, creó la maestría en Arqueología del Neotrópico, la primera vez que se ofrecía un título de cuarto nivel en arqueología en la Costa.
El éxito de esta, con más de 20 estudiantes egresados de la primera promoción, fue repetido en la segunda con un número similar de alumnos y la calidad de la enseñanza ofrecida, confirmada de la mejor manera al recibir este año el prestigioso Premio a la Calidad del Posgrado en Iberoamérica, de la Asociación Universitaria Iberoamericana de Posgrado, algo que marcó dos hitos: la primera vez que una maestría en el país lo recibe y la primera que un programa en arqueología es premiado.
Al otro lado del Pacífico, el Dr. Tabarev se juntó con el Dr. Alexander Popov, del Museo Histórico-Científico de la Universidad Federal del Extremo Oriente (conocida como FEFU por sus siglas en inglés), en Vladivostok, para elaborar un proyecto de investigación multidisciplinario que estudie las similitudes y diferencias entre las sociedades complejas iniciales del Asia Oriental y la Península de Santa Elena, que involucraría excavaciones a ambos extremos del océano Pacífico. El proyecto ganó el concurso bianual de la FEFU para el 2013-15; a comienzos del 2013 se firmó un convenio entre la FEFU y la Espol para cooperar en nuevas excavaciones en Real Alto.
Como parte del convenio, tres estudiantes de las dos promociones de la maestría de Arqueología del Neotrópico (el autor de esta nota, junto con Jaime García y el cuencano Juan Pablo Vargas) fueron escogidos para participar el pasado agosto en dos semanas de excavaciones en la isla Russky, cerca de Vladivostok. Fue una experiencia inolvidable para todos, sobre todo por el contacto con un paisaje natural y con gente completamente distinta a la nuestra, tan lejanos de nuestro país a pesar de compartir el mismo océano; pero también por los conocimientos que adquirimos, desde nuevos métodos de excavación hasta los restos arqueológicos de las culturas Boisman y Zaisan, contemporáneos con Valdivia.
Momentos históricos
A nuestro regreso, después de dos semanas de descanso, nos volvimos a juntar con parte del equipo con que excavamos en Rusia, que incluía al Dr. Popov, el estudiante de posgrado Boris Lazin y el Dr. Tabarev, para dos semanas de excavación en Real Alto, en un área asociada con las fases iniciales de la Valdivia. El equipo también lo integraban dos paleogeógrafos, cuyo campo busca reconstruir el clima en que se crean los contextos arqueológicos; una arqueozoóloga, que estudia los restos faunísticos en estos contextos, y una geofísica, quien registró la totalidad del área con un georradar, el cual es especialmente útil para detectar restos de edificaciones bajo el suelo, sin necesidad de excavar.
Esto escribió dos momentos decisivos en la historia de la arqueología de Rusia y de Ecuador: como explicó el Dr. Tabarev, era la primera vez que arqueólogos rusos excavaban en Ecuador y la primera vez en 25 años (desde la caída del Muro) que lo hacían en Latinoamérica. Para Real Alto representaba la primera excavación en 26 años. En la segunda semana al equipo se unió el arqueólogo japonés Dr. Kanomata San, reconocido experto en huellas de uso en material lítico, quien determinó que la ausencia de reciclaje evidente en los instrumentos apuntaba a la abundancia de materia prima, a la cercanía de una cantera.
Sin embargo, estos referentes son solo un inicio –todavía están por responder las preguntas que dieron nacimiento a este proyecto– ya que el próximo año los rusos planean regresar a Real Alto para otra temporada de excavación, con nuevos integrantes.
*Cursa su maestría de Arqueología en la Espol