La literatura en Guayaquil
Leyendo el diario, mientras viajaba en avión de Lima a Guayaquil, una ejecutiva se enteró de que esa noche en Mr. Books estaría la escritora argentina Ana María Shua. Y decidió ir.
Argentina también ella, conocía la obra de esta autora. Quería verla e indagar, además, sobre el ambiente cultural de esta ciudad que se levanta junto al río Guayas, a la que suele venir por trabajo.
Contó que a veces va al Sánchez Aguilar, en Samborondón, y a otros lugares, a ver teatro, pero que se le ha hecho difícil encontrar literatura. Ha pedido que le sugieran obras de escritores nacionales consolidados y emergentes, y casi nadie le ha respondido su inquietud. Pero esa noche estaba allí y halló respuestas. Tomaba nota de lo que le decían, de los nombres que le sugerían. Y conoció a algunos creadores.
Veo que hay como un movimiento cultural y mucho entusiasmo, dijo. En la velada estaban los escritores invitados: Ana María Shua y el peruano Fernando Iwasaki, y también autores nacionales, músicos y un público dispuesto a escuchar. A participar. A dialogar.
Fue una jornada que mezcló magia, literatura y música. Como preámbulo de la presentación del libro Fenómenos de circo, de Shua, el mago Daniel Diamantes realizó sus trucos, y como parte del bautizo de la antología del cuento Beatle titulada 22 escarabajos, en la que constan autores como Iwasaki y el escritor ecuatoriano Miguel Antonio Chávez, hubo música del famoso grupo de Liverpool. Y así, acompañado por artistas locales, escuchamos cantar al mismísimo Iwasaki, de quien solo teníamos noticias como escritor, y Shua decidió sumarse y hacer coros.
Antes hubo un diálogo con los narradores. Conversaron de sus obras, de la creación. Iwasaki habló de la influencia de Los Beatles en la literatura.
Toda esa magia, toda esa fusión, se dio por iniciativa de palabra.lab, un espacio cultural que dirige la gestora cultural Adelaida Jaramillo, y que propuso para este mes un festival de microrrelato, titulado Ciudad mínima. Hubo gran convocatoria para hablar de este género, que es antiguo, pero que ha ganado visibilidad en los últimos años.
Y esa misma noche, en el Teatro Centro de Arte, otro grupo estaba reunido. ¿El motivo? El centenario de Jorge Amado, esa enorme figura de la literatura brasileña. Y el miércoles próximo, también en el Centro de Arte, se conversará con el escritor Leopoldo Brizuela, ganador del Premio Alfaguara de Novela 2012, quien asimismo estará en otro espacio literario: Estación Libro Abierto.
Son pequeñas, quizá aisladas iniciativas, pero hacen que la literatura se mueva, que la palabra convoque. Un movimiento que está allí y que hay que descubrirlo, como lo hizo esa noche la visitante argentina, potenciarlo y difundirlo. Bienvenidas sean las palabras. Y los libros.