Microcosmo alemán

Por Hernán Pérez Loose
30 de Julio de 2017

Una mañana fría de abril de 1993, pudo oírse una voz imperiosa desde el extremo del jardín de la casa del lago, bajaba Elsie Harding. “Buenos días!”, dijo Elsie en un perfecto alemán. “He venido a enseñarles a mis nietos la casa donde vivíamos antiguamente. No queremos recuperar la casa, ni nada por el estilo”. “¿Esta casa es suya?”, preguntó Wolfgang. “Sí, era nuestra casa...”, respondió Elsie. “¿Es usted de la familia Alexander?”, le interrumpió Wolfgang. “Sí, exactamente”, dijo Elsie, “entre todos, entren, por favor…”, dijo Wolfgang.

Había pasado más de medio siglo desde la última vez que Elsie Alexander tuvo que abandonar Alemania con su familia. Fue a fines de 1936. Su padre, Alfred Alexander, un brillante médico alemán de origen judío, había comprado un lote de terreno frente a un bello lago a las afuera de Berlín en 1927. El terreno se lo compró a un próspero agricultor alemán que había ascendido económicamente bajo el Káiser, a fines del siglo XIX. Y allí hizo construir un pequeño chalet para pasar los fines de semana. Sin embargo, el ascenso de Hitler al poder obligó a los Alexander a emigrar a Londres. Faltando días para su viaje, Elsie –quien tuvo que interrumpir sus estudios de periodismo– y su madre fueron al chalet. Hicieron un inventario de lo que quedaba, forraron con sábanas los muebles, sacaron el bote del lago, y guardaron la red de la cancha de tenis. Cerraron las ventanas y pusieron llave a la puerta principal. Habían pasado allí tiempos felices e inolvidables. Regresaron a Berlín, y le entregaron las llaves a su abogado. “Cuida la casa del lago”, le dijeron.

En su libro La casa del lago (Editorial Galaxia Gutenberg, Barcelona. Traducción de Alejandro Pradera. 2017), el autor, Thomas Harding da cuenta del último siglo de la historia de Alemania a través del microcosmo de ese chalet a las afueras de Berlín, y que fuera de propiedad de sus antepasados. Luego de la huida de los Alexander, el chalet fue ocupado sucesivamente por otras cuatro familias que sobrevivieron el nazismo, la guerra, la ocupación aliada y el comunismo, pues, la casa quedó atrapada en lo que fue Berlín Oriental.

El autor logró evitar en 2014 la demolición de la casa. Harding ha escrito alrededor de este chalet, un libro intenso, en base a una prolija investigación de archivos, cartas y diarios. Todos quienes vivieron en la casa del lago fueron en cierta forma víctimas de la historia, pero también encontraron allí un refugio para sus almas. Mas información sobre la historia de la casa puede obtenerse en www.AlexanderHaus.org. (O)

hernanperezloose@gmail.com

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