Un 2016 lezamiano
El 2016 podría ser identificado como el año de José Lezama Lima (1910-1976), uno de los más altos poetas, narradores y ensayistas que ha dado a luz en el siglo XX Cuba, esa pequeña isla con una geografía parecida a la de un caimán. Se cumplen 40 años del fallecimiento de este representante del neobarroco latinoamericano y 50 de la aparición de Paradiso, la única novela que publicó en vida y que se convirtió en un monumento de la literatura escrita en español.
Por una casualidad, buscando dos libros de escritores ecuatorianos contemporáneos en las estanterías de las librerías de Guayaquil (objetivo que nunca logré), me encontré, en una, con un volumen de cuentos de Lezama, que estaba de remate. La edición era de 1996, pero el libro lucía en buen estado. Por supuesto, aproveché la ocasión para comprarlo. Así, por la mínima cantidad de un dólar (eso fue lo que me costó), disfruté de cinco cuentos del autor.
Estos cuentos no son cuentos en el sentido convencional del término. Podría una sentir que le faltan acciones, o cuestionarse cuál es la historia o el conflicto de cada narración. Pero luego, al adentrarse en la lectura, una se da cuenta de que la anécdota no es lo importante, sino la narrativa en sí misma, la riqueza de la escritura, el componente poético que hay en cada uno de los textos. Como se sabe, Lezama rompió con la convención de género mucho antes de que aquello fuera una tendencia de la literatura.
Dos de estos cuentos se publicaron por primera vez en Orígenes, una revista que el propio Lezama dirigió y que se convirtió en una de las más importantes para la difusión de las letras de la época (décadas del 40 y 50 del siglo pasado). Tenía entre sus colaboradores extranjeros a Octavio Paz, Albert Camus, Gabriela Mistral y muchos otros grandes escritores. Y dentro de la isla, a los intelectuales que junto con Lezama integraban el grupo que se llamó igual que la revista.
Como las casualidades son bienvenidas, celebro haberme topado con los cuentos de Lezama. Había pensado acercarme este año a sus libros. El azar precipitó el encuentro. Los aniversarios son buen pretexto para leer a los autores, para volver a su obra, o para iniciarse en su conocimiento. Y como decía, este podría ser considerado el año de Lezama, autor que nació en La Habana en 1910 y falleció en 1976. Diez años antes de su muerte, editó Paradiso (1966), la monumental obra de la que ahora se cumplen 50 años. La década del 60 fue particularmente rica en grandes novelas. Por citar tres casos, en ese decenio Mario Vargas Llosa publicó La ciudad y los perros; Julio Cortázar, Rayuela; y Gabriel García Márquez, Cien años de soledad.
Hago votos porque en el 2016 leamos a José Lezama Lima y porque en una nueva visita a las librerías me encuentre con más ofertas. (O)