Caricaturas guayacas
Estos tres maestros del arte de la caricatura porteña hicieron historia en los medios de prensa.
Recuerdo que todos los días el abuelo compraba Diario EL UNIVERSO y yo me apoderaba de la sección en la que encontraría a Benitín y Eneas, Popeye el Marino, Tremebunda, Fulmine, La gata de Tobita, Mandrake el Mago, entre otras caricaturas.
Cuando el historiador Alejandro Guerra Cáceres me contó que era autor de La caricatura guayaquileña y el movimiento artístico de la década del 30, libro aún inédito, me emocioné como cuando me escapaba a leer revistas en un puesto callejero.
Por el texto de Guerra Cáceres desfilan diez destacados caricaturistas ecuatorianos, en su gran mayoría guayaquileños, que dieron a conocer sus historias gráficas en diarios y revistas.
“El humor gráfico en las primeras décadas del siglo XX –dice Guerra– jugó un papel de gran trascendencia en la cultura guayaquileña. Los periódicos comerciales y políticos y las revistas literarias se caracterizaban por sus ilustraciones, dibujos y caricaturas”.
Vidas de caricatura
Nuestro trío de caricaturistas está conformado por Virgilio Jaime Salinas (Guayaquil, 1899-1959), Miguel Ángel Gómez (Guayaquil, 1906-Estados Unidos, 1994) y Galo Galecio Taranto (Vinces, 1906-Quito, 1993).
La caricatura inmortal de Virgilio Jaime Salinas es su Juan Pueblo, vigente pese a sus 99 años. Apareció por primera vez en 1918 en Kaleidoscopio, columna de diario El Telégrafo y posteriormente en las páginas de EL UNIVERSO y La Prensa.
Jaime Salinas estudió en el colegio Vicente Rocafuerte, donde sería compañero del poeta Medardo Ángel Silva, de los caricaturistas Cyrano Tama Paz y Miguel Ángel Valenzuela. Fue un autodidacta de gran talento, a los 14 años empezó a publicar sus dibujos y caricaturas en periódicos y revistas.
Su original Juan Pueblo usaba una gorrita negra con una estrella en el centro. “Es un hombre terriblemente pobre, con su ropa rota y se le nota hambre –opina el historiador Alejandro Guerra Cáceres–. Dicho personaje gráfico se ha convertido en un símbolo de la identidad del pueblo guayaquileño”.
Años después, Juan Pueblo fue retomado por los caricaturistas Miguel Ángel Gómez Cruz y Luis Peñaherrera, caricaturista de EL UNIVERSO.
En 1931 cuando Jaime Salinas ilustraba la revista literaria Semana Gráfica, de diario El Telégrafo, se vincula con los escritores del Grupo de Guayaquil y otros artistas.
“Virgilio Jaime Salinas fue un cronista gráfico de la vida cultural de Guayaquil. Su humorismo significó en el arte lo que la literatura en las estampas costumbristas de José Antonio Campos”, asegura Guerra Cáceres.
En Diario EL UNIVERSO, Miguel Ángel Gómez fue creador de diversas columnas y personajes caricaturescos: Las aventuras de Saeta y Raffles, Atún y Don Valentín, Pepito Chumacera, entre otras. Además retomó el Juan Pueblo de Virgilio Jaime Salinas, como después lo haría Luis Peñaherrera, más conocido como Robin.
A decir del historiador Germán Arteta, el ilustrador utilizaba los seudónimos M. A. Gómez y Montañola. Además ilustró textos y las crónicas costumbristas que bajo el título de Miércoles cómico publicaba el escritor José Antonio Campos (más conocido como Jack the Ripper) en las páginas de este Diario.
“Miguel Ángel Gómez fue el creador de Saeta y Rafles –testimonia Germán Arteta–, considerada la primera serie gráfica del país que mucha gente aún recuerda por su alta dosis de humor en medio de una crítica aguda y certera”.
Galo Galecio fue un maestro del grabado. Rodolfo Pérez Pimentel, biógrafo y cronista de Guayaquil, cuenta que a escondidas Galecio empezó a dibujar y hacer caricaturas de sus profesores que lo castigaban con la palmeta cuando era descubierto. “Pero mi vocación sobrevivió a ese tratamiento, como esos bacilos inmunes a los antibióticos”, le contaría a Pérez Pimentel.
Estudió en la Escuela de Bellas Artes, siendo alumno de Dibujo del español José María Roura Oxandaberro y de Escultura de Enrico Pacciani. Pero además escribía poemas que publicaba junto con sus grabados en revistas de la época.
En 1931 exhibió sus caricaturas en cera y madera, hoy conocidos como objetos escultóricos. Pocos años después publicaba sus ilustraciones y caricaturas en Cocoricó, la revista de sátira política más importante de la época. Galecio fue quien creó la primera caricatura del presidente José María Velasco Ibarra como calavera parlante.
Ilustró las portadas de libros de José de la Cuadra, Joaquín Gallegos Lara, Enrique Gil Gilbert, Alfredo Pareja Diezcanseco, Adalberto Ortiz y más escritores.
“En su arte se pueden estudiar los problemas sociales del Ecuador del siglo XX”, asevera Alejandro Guerra.
Este texto es una brevísima mirada a nuestra caricatura, esa expresión artística y humorística que no desaparecerá mientras existan artistas talentosos, críticos y con sentido del humor. (I)