Autoría y creación literaria
Dos décadas antes de que Cervantes publicara Don Quijote de La Mancha, una mujer menor de 25 años se adelantó, uno, dos, tres y hasta cuatro siglos para descifrar parte del alma humana. Era Luisa Oliva Sabuco de Nantes Barrera, y escribió la Nueva filosofía de la naturaleza del hombre. Una mujer y un libro semiocultos por obra y desgracia del testamento de su padre, descubierto en 1903, donde decía que él era el autor de aquel texto.
José María Merino (1941) es el último explorador de aquellas páginas a las que Felipe II autorizó su impresión en 1587. Musa décima (Alfaguara) le ha puesto por título. Merino novela esa historia en un péndulo narrativo y metaliterario que va del siglo XVI al XXI al exponer las diferentes hipótesis para que el lector saque sus conclusiones. “Es un libro que debería estar en el canon de los ensayos españoles, no solo por la temática que reflexiona sobre el buen vivir y los afectos, sino también por el fino estilo”, asegura.
Merino introduce un elemento que conduce al origen y corazón de su libro: los laberintos de la autoría y la creación literaria y algunas críticas al mercado editorial.
“Hay que poner en duda el canon, pero se necesita un canon para avanzar. La novela es sobre todo un modo especial de conocer la realidad. Es el aparato más sofisticado para conocernos a nosotros mismos. Pero este es un momento de crisis”, dice el escritor español.
No es que Merino esté en contra de la literatura popular. Pero, aclara, “no es lo mismo Stephen King que Dan Brown. En la literatura popular también ha habido un descenso de calidad”. No ve con buenos ojos la tiranía del lector de Internet. “El problema no es que prevalezca una tecnología sobre otra, pueden convivir. Pero la red hace daño a la palabra escrita y ha rebajado la exigencia lectora. Ahora todo vale lo mismo, ¡y no puede ser!”. (I)