Óscar Wilde y su aislamiento
La cárcel inglesa que Óscar Wilde sufrió durante dos años abrió sus puertas a una exposición conmovedora sobre el aislamiento, a través de obras del escritor irlandés, del artista chino Ai Weiwei o del videoartista británico Steve McQueen.
Sería difícil encontrar un lugar mejor para abordar la separación, la privación y la desesperanza de este lúgubre centro penitenciario victoriano, situado a 50 km de Londres.
Abierta por primera vez al público, la cárcel llevaba tres años cerrada. Pero el alambre de espino sigue estando ahí, como las minúsculas celdas, inauguradas en 1844 pero que siguen provocando escalofríos. Fue allí donde Wilde pasó entre 1895 y 1897. Condenado a trabajos forzados por homosexual, justo cuando estaba en la cumbre de su fama, vivió aislado en la celda C33, bajo la prohibición de hablar con nadie. “En 1895, era una de las mayores celebridades de su época. Sus obras se representaban en el West End, llevaba una vida social trepidante y tres meses después se encontró aquí, sometido a un régimen punitivo y brutal”, explicó James Lingwood, codirector de Artangel, que organiza la exposición Inside (dentro) del 4 de setiembre al 30 de octubre.
Wilde, tres años luego de su liberación, murió en el exilio en París, en la soledad y la miseria, a los 46 años. “Este lugar lo quebró, pero en parte tmbién lo iluminó”, estimó Lingwood. “Porque inspiró una de sus grandes creaciones, su último poema, La balada de la cárcel de Reading, uno de los mayores textos sobre el universo penitenciario nunca escrito”, añadió.
La exposición se extiende por varias celdas donde se muestran pinturas o escritos de varios artistas y escritores contemporáneos. (I)