Los cigarrillos electrónicos vs. las autoridades
Los hay de varios tipos y características, pero las autoridades de control en EE.UU., están preocupadas ya que su consumo se está masificando.
Olivia Zacks, de 17 años, recientemente daba una chupada de vapor sabor a durazno de un dispositivo al que la mayoría de la gente llamaría un cigarrillo electrónico.
Pero Zacks, una alumna de bachillerato de último año, no le llama así. De hecho, insiste en que nunca ha probado un cigarrillo electrónico. Como muchos adolescentes, ella llama a esos productos “plumas hookah” o e-hookahs o “pipas de agua”.
Esos dispositivos son parte de un subgénero del rápidamente creciente mercado de los cigarrillos electrónicos y están siendo astutamente comercializados para evitar el estigma asociado con los cigarrillos de cualquier tipo. Los productos, cuya popularidad está creciendo, vienen en un arcoíris de colores y sabores de caramelo pero, debajo de la superficie, son a menudo virtualmente idénticos a los cigarrillos electrónicos, hasta su nicotina adictiva y una mezcla no regulada de otros químicos.
El surgimiento de los e-hookahs y todo lo de su tipo frustra a los funcionarios de salud pública que ya pasan apuros para medir la propagación de los cigarrillos electrónicos, particularmente entre los jóvenes. Los nuevos productos y nuevos nombres tienen a las autoridades de salud preguntándose si están subestimando significativamente su uso porque están haciendo las preguntas equivocadas cuando sondean a las personas sobre los cigarrillos electrónicos.
Los vendedores de e-hookahs y plumas hookah dicen que no tratan de llegar a los jóvenes. Pero dicen que quieren llegar a un público que no quiere adoptar los cigarrillos electrónicos y que sus clientes prefieren la asociación con las hookahs, o pipas de agua, tradicionales. “La tecnología y el hardware son lo mismo”, dijo Adam Querbach, jefe de ventas y mercadotecnia de Romman Inc. de Austin, Texas, que opera varios sitios webs que venden hookahs así como cigarrillos electrónicos y e-hookahs. “Mucha de la diferencia está en la marca”.
Las ventas de e-hookahs han crecido “exponencialmente” en los últimos 18 meses, comentó Querbach.
A las autoridades de salud pública les preocupa que la gente se esté sintiendo atraída hacia productos que intencionalmente evitan el término “cigarrillo electrónico”. De particular preocupación es el uso entre los adolescentes, muchos de los cuales parecen ver a los cigarrillos electrónicos y los e-hookahs como productos totalmente diferentes cuando, para todos los propósitos prácticos, a menudo son indistinguibles.
En realidad, funcionarios de salud pública advierten que quizá estén estimando erróneamente el uso de esos productos –como quiera que se les llame– en parte debido a la semántica. Un sondeo realizado por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) encontró que el 10% de los estudiantes de bachillerato en todo Estados Unidos dijo que había probado los cigarrillos electrónicos en el 2012, el doble que el año anterior. Pero los CDC admitieron que quizá haya hecho la pregunta equivocada: Muchos jóvenes dicen que no han usado y no usarán un cigarrillo electrónico, pero dicen que han probado plumas hookah, e-hookahs o plumas de vapor.
Los CDC están enviando un sondeo sobre el uso del tabaco a 20.000 estudiantes en todo el país que pregunta sobre la experimentación con los cigarrillos electrónicos, pero no identifica a los dispositivos por otros nombres.
Brian King, asesor de la Oficina sobre Tabaquismo y Salud en los CDC, dijo que la agencia estaba consciente del problema del lenguaje. “El uso de plumas hookah pudiera llevarnos a subestimar el uso general de los dispositivos que administran nicotina”.
Un problema similar ocurrió cuando ciertos productos tabacaleros sin humo fueron comercializados como snus.
Otros funcionarios de salud son más francos. “Preguntar sobre los cigarrillos electrónicos es una pérdida de tiempo. Hace doce meses esa era la pregunta que se debía hacer”, resaltó Janine Saunders, jefa de educación para la prevención del uso del tabaco en el condado de Alameda, norte de California.
En octubre, Saunders convocó a un consejo asesor estudiantil para discutir cómo referirse a los e-cigs. “Dijeron: ¿Qué es un e-cig?”, recordó Saunders, y les mostró el dispositivo al que se refería. “Dijeron: Eso es una pluma de vapor”.
La Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por su sigla en inglés) se prepara para emitir regulaciones que darían a la agencia control sobre los cigarrillos electrónicos, los cuales han proliferado virtualmente sin control federal alguno. Las ventas de cigarrillos electrónicos aumentaron en más del doble el año pasado, respecto del 2012, a $ 1.700 millones, según Wells Fargo Securities, y, en la próxima década, el consumo de cigarrillos electrónicos pudiera superar al de los cigarrillos convencionales. El número de tiendas que los venden se ha cuadruplicado en el último año solamente, según la Asociación de Comercio de Alternativas Libres de Humo, un grupo comercial de la industria de los cigarrillos electrónicos.
El surgimiento de las plumas hookah y otros productos y apodos parecen sugerir que el mercado está creciendo mucho más allá de los fumadores. Un estudiante de bachillerato del Área de la Bahía de San Francisco señaló que los dispositivos eran populares en su bachillerato aquí. “Los cigarrillos electrónicos son para la gente que trata de dejar de fumar”, dijo, explicando lo que entendía de la distinción. “Las plumas hookahs son para las personas que hacen trucos, como exhalar aros de humo”.
James Hennessey, un alumno de segundo año en el Bachillerato Drake en San Anselmo, California, que ha probado una pluma hookah varias veces, dijo que las e-hookahs eran menos peligrosas que los cigarrillos electrónicos. “Estos tienen nicotina y las plumas hookah solo tienen vapor de agua y sabor”, expresó otro estudiante.
También es posible comprar versiones desechables, ya sea de cigarrillos electrónicos o plumas hookah, que varían en contenido de nicotina y sabor.