Ciberoptimista por excelencia
Yolanda Rueda, una de las 100 mujeres más influyentes de España en los últimos 3 años y cofundadora del Campus Party, visitó el país para establecer la fundación Cibervoluntarios.
Fue conferencista en el Social Mobile Congress que se celebró en el Centro de Convenciones de Guayaquil, el pasado 16 de septiembre. Posteriormente viajó a Quito para participar en Ciudades Digitales, evento promovido por la Alcaldía de la ciudad. Hoy vuelve a Guayaquil para formar parte de la VI Conferencia Regional Latinoamericana de Voluntariado que se iniciará mañana. A su paso por este país, deja sembrada la semilla de la conectividad a través de la fundación Cibervoluntarios.
Para ella, azul eléctrico es el color del ciberoptimismo, pues fue el color del lugar donde un amigo suyo, en 1995, le dijo mira aquí. “Y abrió mi mundo a internet. Me enseñó a dar mis primeros pasos en la red y abrió, dentro de mi entorno, un mundo lleno de posibilidades. Ese amigo fue el primer cibervoluntario que conocí. Así dio un giro mi vida”, comenta la periodista española Yolanda Rueda.
Era tal su fascinación por lo último en tecnología, por compartir y por unir gente con la misma pasión, que junto con otros tres amigos, Yolanda cofundó en 1996 Campus Party, el evento que congrega a la mayor cantidad de usuarios de internet del mundo y que en la actualidad se realiza en varios países, entre esos Ecuador. “Vinieron años intensos, donde gracias a Campus Party creé empresas y proyectos orientados a tecnología de vanguardia, viví el boom de internet, y años apasionantes donde aprendí mucho pero también vi cómo instituciones y empresas generaban necesidades”.
Fue en el 2001 cuando escuchó hablar sobre la exclusión digital y la tecnología como elemento de separación. Entonces aparecieron dos interrogantes que la motivaron a hacer otro giro en su vida: ¿Cómo las personas podían vivir sin tecnología? ¿Cómo hacían para comunicarse, participar, compartir o trabajar de forma colaborativa y en red? Para ella, el internet ya era parte de su ADN, de su forma de ver el mundo e interactuar con su entorno. “Sin duda era una privilegiada por haber tenido la oportunidad de descubrir este mundo de posibilidades. Yo podía haber estado al otro lado. Tenía que hacer algo y no tuve dudas. Empecé a compartir con los demás una actitud innata de la red: colaborar para crecer, emprender y empoderarse. Así empezó la fundación Cibervoluntarios”.
Cibervoluntarios (cibervoluntarios.org) se convirtió en su causa y lo dejó todo por ella, entre otras cosas sus acciones en Campus Party y en la empresa consultora TIC Futura Networks. Empezando desde cero, sin ningún apoyo o institución detrás, creó la fundación y se convirtió, sin saberlo, en emprendedora social y en una de las Top 100 mujeres líderes en España, en la categoría Emprendedora Innovadora en el 2011, y en el Tercer Sector en el 2012. Fue galardonada en el 2011 con el premio Mujeres Reales, a la innovación de la revista Mía. En el 2013, la Asociación Procom (Asociación de Profesionales de la Comunicación) y Madrid Woman Week la reconocieron como una de “las Influyentes” por su liderazgo 2.0. En el año 2011, la fundación recibió el reconocimiento económico y social de Google.org por ser una de las 50 entidades que están cambiando el mundo y, de manos de los príncipes de Asturias, el reconocimiento a “la creación de nuevas formas de participación e innovación social en apoyo a colectivos en riesgo de exclusión”.
Pienso que en Cibervoluntarios somos ciberoptimistas porque estamos en un momento histórico sin igual, en el que la apropiación de la tecnología es clave para eliminar brechas sociales que tienen que ver con el desarrollo humano, enfatiza Yolanda. Cerrar estas brechas ahora está en manos de los propios ciudadanos, porque la tecnología nos da la posibilidad de convertirnos en protagonistas, en emprendedores sociales tecnológicos, capaces de cambiar el mundo.
Para ella, las nuevas tecnologías son la mejor herramienta que tenemos en nuestras manos para empoderar al ciudadano y promover los derechos humanos. Por eso desde la fundación se promueve el uso social de la tecnología para generar procesos sociales intangibles que consiguen una transformación social real, dando atención a la solución de necesidades concretas.
Tras una metodología probada en España por más de doce años, Yolanda se lanzó a extender la fundación a Latinoamérica, siendo Ecuador el primer país donde esta opere. “Nos interesa mucho la riqueza y diversidad de población que hay en Ecuador, así como su apuesta por las nuevas tecnologías. Estamos cerrando acuerdos con varias entidades públicas y privadas, y espero que a partir de enero se escuche hablar mucho de nosotros”.
Yolanda trabaja con universidades y otras fundaciones para la captación y capacitación de cibervoluntarios que, a su criterio, deben ser personas curiosas, desinteresadas, proactivas, con ganas de aprender y pasión por compartir y enseñar, capaces de detectar y analizar necesidades sociales dentro de su entorno y de buscar soluciones creativas e innovadoras.
A través de la gestión que Yolanda va extendiendo, ella hace una invitación a compartir y actuar. “Aquí, allí. Da lo mismo. Las fronteras se desdibujan ante una actitud común. Personas conectadas, unidas por sus causas, convencidas de que entre todos pueden transformar el mundo. Héroes cotidianos, capaces de empatizar con su entorno y utilizar el poder transformador de la tecnología para cambiar el rumbo de aquello que les preocupa o les indigna. Héroes sociales, anónimos, ciudadanos privilegiados, empoderados, que utilizan su derecho a ser y estar en internet, de forma responsable, con un objetivo claro: producir una mejora social, económica y humana. Eso es cibervoluntarios, eso es ciberoptimismo”.