El entrenador de muñeca
Existen en el mercado varias opciones de brazaletes que ayudan al entrenamiento físico. ¿Cuál es mejor? Eso depende de su actividad.
La primera experiencia con un monitor del estado físico para muchos fue memorable. Cabía cómodamente en el bolsillo y les calculaba la cantidad de pasos que daban y las calorías que quemaban cada día. Solo había un problema: les hacía pensar que casi realizaban la misma cantidad de ejercicio, sin importar si se trotaba en una pista o se comía papas a la francesa en una cafetería.
Eso fue hace unos cinco años, cuando la primera generación de aparatos era rudimentaria, de diseño burdo y programas informáticos básicos. Eran poco más que podómetros en carcasas elegantes, con bonitas pantallas led. Desde entonces, lo que se ofrece ha mejorado tremendamente.
Está el brazalete Jawbone UP24, discreto, de hule texturizado, con Bluetooth para transmitir información sobre sueño y vigilia a una aplicación para teléfono inteligente, que el usuario puede chequear durante el día. También está la versión más reciente de la Nike Fuel Band, configurada para molestar al usuario a intervalos en el día para recordarle que se mantenga activo. Hasta las compañías como LG y los fabricantes de navegadores, como Garmin, están sacando versiones de rastreadores de la actividad física diseñados para usarse en la muñeca.
Y también está el Fitbit Force, un aparato que sobresale y es uno de los mejores en el mercado. Salió a la venta en octubre, cuesta 130 dólares y viene en negro y azul marino. Es una gruesa pulsera de hule con una pantalla oled simple y pequeña.
Esta pulsera requiere el menor mantenimiento, es necesario cargarla solo una vez a la semana, si no es menos, con un cable USB enchufado en una computadora. Y no es para nada tan notoria como las otras disponibles.
También muestra las estadísticas diarias, la distancia recorrida, las calorías quemadas, los pasos dados y hasta el tiempo. Se puede sincronizar con una aplicación para teléfono inteligente o con un dispositivo de protección inalámbrico que se conecta a una computadora. Cada vez que la pulsera queda cerca de ese dispositivo, sincroniza los datos que ha recopilado con el programa informático de la computadora.
Rastreadores inalámbricos
El Fitbit Force como muchos rastreadores inalámbricos de la actividad, trae un programa informático que exhibe los datos en bonitos gráficos y tablas, que muestran tendencias en el comportamiento cotidiano.
El nivel introductorio del programa de la Fitbit es gratuito. Además de la infográfica de datos personales y costumbres, también permite cargar manualmente los hábitos alimentarios y de sueño, y registrar información de salud, como presión sanguínea y niveles de glucosa. Hasta hay foros de discusión comunitaria.
Si se quiere, el programa informático también permite conectarse con los amigos de Facebook. Mediante el programa Fitbit Premium es posible tener una guía extra en salud o entrenamiento que cuesta 50 dólares anuales.
La característica más emocionante de la Force es la forma en la que zumba cuando se camina unos 10.000 pasos en un solo día. Es decir que vibra alertando que se ha alcanzado la marca.
Sin embargo, para algunas personas, fue confuso comprender esa medida, y además frecuente que no creyeran del todo que habían conseguido moverse tanto como decía la pulsera. Pero, representantes de Force dicen que el aparato usa un acelerómetro de punta para registrar los pasos, y sostuvieron que es preciso.
Es el reto inherente de los monitores de la actividad física modernos, sin importar cuán avanzado prometan que son sus sensores de movimiento, los acelerómetros o altímetros. Sigue siendo notorio que es difícil que distingan entre los diferentes tipos de ejercicios: correr en contraposición al yoga; por decir, que es mi forma preferida de actividad.
Debido a que se usan en la muñeca, es frecuente que detecten el movimiento de la mano y lo traduzcan en movimiento físico, lo que queda borroso si el usuario hace ejercicio en una bicicleta fija o es un parlanchín animado.
Cálculos de calorías
Los cálculos sobre la quema de calorías son igualmente misteriosos. A veces, parecían precisos, dada la actividad y el ejercicio. Sin embargo, al final de un día de trabajo normal, el aparato alardeó que había quemado unas 1.300 calorías, cuando alguien que lo usó había comido una rebanada enorme de un rico pastel de cumpleaños.
La compañía explicó la discrepancia diciendo que el monitor calcula el índice metabólico con datos de edad, género, peso y estatura que introduce el usuario cuando configuran su aparato, junto con los del movimiento que recoge de los sensores, para obtener el resultado que se muestra.
Otro desafío de la informática personal usable es su sensibilidad a la humedad. Se dice que Force es “a prueba de sudor, lluvia y salpicaduras”, y es difícil recordar desabrochar la pulsera antes de meterse a la tina, alberca o mar. Además, como muchos monitores de la actividad física, también registra el sueño. Sin embargo, hay que presionar y sostener el botón en la pulsera antes de quedarse dormido.
Si se olvida activar el modo dormir en algunos productos rivales, como la Jawbone UP24, registran la falta prolongada de actividad y empiezan a rastrear el sueño. La Force no lo hace. Aunque tiene un comodín: permite poner una alarma silente que despierta zumbando suavemente.