Los medios... al extremo
Los avances en comunicación mostrados en el congreso Mediamorfosis ya están llegando a todos los usuarios en sus diversas manifestaciones.
El gringo Adam Sigel, guionista y productor de Los Ángeles, dispara diciendo que Alfred Hitchcock es clave para el presente y futuro de los medios de comunicación. “Debemos crear historias inmersivas, experiencias que atrapen al espectador (lector, televidente, radioescucha, usuario). Y Hitchcock fue el primero en hacerlo con Psicosis (1960)”.
Lo hizo con terror. El cineasta dirigió una película diseñada para mover al espectador entre las tinieblas de lo macabro. Para ello la presentó junto a una estricta política que prohibía el ingreso de persona alguna a las salas de cine después de haber comenzado la proyección. “Esto es, por supuesto, para ayudarlos a disfrutar más de Psicosis. Solo queremos su satisfacción”, explicaba Hitchcock en un audio.
La inmersión es la clave, indica Sigel durante su charla en el congreso Mediamorfosis Ecuador, celebrado el jueves 10 de mayo en el Swissôtel (Quito). “Hay que crear empatía”, para lo cual hay que emplear las herramientas disponibles. Hitchcock usó la ansiedad, el caos y el sentido de culpa. Pero lo periodistas de hoy podemos manipular conceptos como la fragmentación; es decir, contar la historia por partes.
El argentino Damián Kirzner, director de Mediamorfosis, muestra un ejemplo que causó sensación en toda Europa: la serie Skam (Vergüenza). Transmitida en Noruega entre 2015 y 2017, esta producción narra la historia de un grupo de colegiales que viven duras temáticas relacionadas con su edad (drogas, sexo, prejuicios), y para hacerlo usaba las redes sociales contando avances de los acontecimientos en tiempo real, diariamente, como si los protagonistas se enviaban mensajes o compartían videos.
Cada viernes, tales trozos eran reunidos para, junto al grueso de la producción audiovisual, armar la transmisión por señal abierta de televisión. Ese empleo de diversas plataformas es llamado “transmedia”, concepto que parece marcar el rumbo de los medios de comunicación. Así, por ejemplo, una historia puede ser contada primero por Twitter, fortalecida con imágenes subidas al Instagram y, días después, cerrada en un gran reportaje en el noticiario del domingo.
Buscar cómo contar la historia
Las empresas de comunicación debemos apuntar hacia la transmedia, e incluso incursionar de manera profesional en plataformas más complejas: Kirzner destacó el caso del diario La Nación, que montó el set de su naciente canal de televisión (La Nación Más o LN+) en su sala de redacción. Esa señal, mayormente noticiosa, salió al aire en noviembre de 2016 y transmite 24 horas por YouTube y su sitio web.
El colombiano Omar Rincón, periodista y académico, mostró su risueño carisma para contar que, dentro de estos escenarios, el comunicador debe tener presente que parte de su trabajo es el entretenimiento. “Y ahora, con los nuevos modos de producir y narrar, hay que cambiar la manera de contar la historia”, dice.
Desaparecieron los tiempos en que el televidente quedaba atrapado en las opciones que le entregaban los directores de contenido de los canales de televisión. “Ahora el televidente es el programador en este ecosistema de pantallas”. Y en este ritual de escoger manda lo emocional, aquello que llega con humor, corazón, indignación, ansiedad, empatía, “aquello que nos ayude a salir del aburrimiento”.
Nuestras realidades
Los ecuatorianos Juan Pablo Urgilés y David Lucio, dos de los tres fundadores de la empresa quiteña Imán Transmedia, desarrollaron para la Unesco el proyecto Multimediando. En su ponencia explicaron que consiste en un mundo de realidad virtual en que los usuarios pueden intervenir para resolver discusiones entre adolescentes, las cuales pueden llegar a los golpes si el usuario no toma las decisiones adecuadas para solucionarlo.
Este programa cuenta con diversos contenidos en su web que motivan a los jóvenes a convertirse en mediadores de conflictos y generadores de paz dentro de ese mundo virtual controlado.
Los usos de la realidad virtual son diversos, al igual que la realidad aumentada. Y pueden llegar hasta los perturbadores extremos de la hiperrealidad, desarrollo tecnológico que incluso podría causarnos ansiedad debido al cambio de hábitos que supone.
El estadounidense Spencer Hunt, experto en entretenimiento digital, mostró detalles de esa posibilidad que, a través de unas gafas llenas de tecnología, exhibe al usuario múltiple información de los elementos que se le cruzan en la calle, el autobús, el supermercado, la oficina… ¿La persona común estará lista para tanto despliegue inmediato de información? ¿Podrá adaptar su cotidianidad a vivir con pantallas y datos tan cerca de su retina?
Hunt opina que sí, que estamos apuntando a ese futuro, y que a través de nuestros celulares ya estamos realizando una lenta transición hacia ese indetenible escenario que mezcla nuestras realidades con una visión digital que nos lleva a una inmersión permanente. (M. P.)