Uso del celular: ¿Contesto o no?
En EE.UU. algunas compañías adoptan políticas orientadas a desenganchar a los empleados de sus aparatos electrónicos fuera de horarios de oficina.
Atos, una compañía internacional de tecnología de la información, planea eliminar gradualmente todos los correos electrónicos entre los empleados para finales del 2013 y, en cambio, depender de la comunicación personal. Y, a inicios de este año, los empleados en Daimler, la fábrica automotriz alemana, regresaron de vacaciones y encontraron vacía la bandeja de entrada del correo electrónico porque cualquier mensaje entrante fue borrado durante las vacaciones. Un mensaje automático notificó al remitente qué persona maneja temporalmente el correo electrónico del empleado.
No se espera que nadie esté disponible todo el tiempo, día y noche, y es importante “desconectarse” y observar periodos de tranquilidad, “aun si se está de viaje por trabajo”, señaló Sabrina Schrimpf, una portavoz de Daimler, refiriéndose al informe de la empresa recién dado a conocer: ¡Equilibrados! Reconciliar las vidas laboral y personal de los empleados.
Desconectarse puede ser más desafiante para los viajeros de negocios que frecuentemente trabajan cruzando husos horarios y metiendo muchísimas horas. Y hay un efecto dominó, dijo Leslie A. Perlow, una profesora de liderazgo en la Escuela de Negocios de Harvard y autora de Sleeping With Your Smartphone (Durmiendo con tu teléfono inteligente). “Estos tipos vuelan en mitad de la noche y responden correos electrónicos a sus colegas”, quienes esperan despiertos, para contestar.
Un estudio realizado por el Proyecto sobre Internet y la Vida Estadounidense del Centro Pew de Investigación encontró que mientras se valora a los teléfonos móviles como una forma de seguir siendo productivos, estar disponible a todas horas tiene sus inconvenientes. Con el estudio realizado en todo EE.UU. en 2.254 adultos, se encontró que 44% de los dueños de teléfonos celulares había dormido con el aparato junto a la cama y que 67% experimentó “llamadas fantasma”, revisándolo aun cuando no sonaba ni vibraba. No obstante, la parte de dueños de celulares que dijeron que “podían vivir sin ellos” aumentó del 29 al 37% en el 2006.
Una medida: apagón
Sam Chapman, director ejecutivo de Empower Public Relations en Chicago, dijo que solía sentir vibraciones fantasmas y era frecuente que leyera y enviara correos electrónicos en su BlackBerry a mitad de la noche. Dormía mal, no se sentía refrescado por las mañanas y se consideraba un adicto. “Quería asegurarme de que lo que me pasaba a mí no les sucediera a mis empleados”, expresó.
Así es que Chapman adoptó lo que llamó una política de apagón de BlackBerrys. Su personal de unos 20 empleados y él apagaron los aparatos de 18:00 a 06:00 entre semana y totalmente los fines de semana para todos los usos laborales, salvo raras excepciones. “Cuando descanso bien, me presento a trabajar listo para todo, a darle duro y, luego, parar y convertirme en un ser humano”, dijo.
Mantiene ese régimen cuando viaja, y dijo que la política ha incrementado la productividad de la empresa.
Perlow concordó en que las compañías podrían mejorar su balance si alentaran a los empleados a apagar sus aparatos en algunos momentos. “En realidad, estar conectado todo el tiempo mina la productividad”, dijo. Sin embargo, no siempre es fácil. Cuando Michelle Barry, Mark Jacobsen y un tercer socio crearon Centric Brand Anthropology, una firma basada en Seattle, que asesora a sus clientes sobre estrategias de marca, diseño y cultura administrativa, pensaron seriamente en el problema.
“Desde el principio, una gran prioridad para nosotros fue tener un buen equilibrio entre el trabajo y la vida personal”, señaló Jacobsen, el vicepresidente y director creativo de Centric. “No obstante, nos hemos dado cuenta de que es muy difícil hacerlo cuando trabajas con clientes multinacionales grandes”, que a menudo demandan viajes internacionales y disponibilidad constantes.
Ser una empresa emergente agravaba esos desafíos. “Solo porque puedes enviar correos electrónicos a las 02:00, no quiere decir que sea algo bueno”, agregó.
Centric fomenta en los empleados la preparación de un viaje con una semana de anticipación, designando a un colega como respaldo, informando a los clientes sobre sus planes de viaje, advirtiendo que es probable que el contacto sea esporádico y tratando de evitar las fechas límite inmediatamente después de su regreso. También se los anima a que lleven a sus cónyuges en los viajes más largos y a abrirse espacios para descansar, dijo Barry, la presidenta y directora ejecutiva. Dijo que cuando ella viaja: “Me comprometo conmigo misma a no quedarme despierta toda la noche respondiendo correos electrónicos, y a limitar eso a unos 30 minutos”.
La clave: equilibrio
Los expertos dicen que no hay datos concretos sobre cuántas empresas tienen políticas para restringir el uso de los aparatos electrónicos fuera de la oficina. “Las compañías que conozco fomentan activamente que sus empleados permanezcan conectados después de la jornada laboral y los fines de semana”, notó Dennis J. Garritan, un socio administrativo de la firma de capital privado Palmer Hill Capital, así como profesor adjunto en la Escuela de Negocios de Harvard.
“Está posicionado como algo en lo que todos ganan”, dijo: los empleados permanecen al tanto de lo que está pasando y se sienten menos abrumados cuando regresan a la oficina, y la compañía se beneficia porque los empleados están más comprometidos y son productivos aunque estén fuera.
Wayne Rivers, el presidente de la consultoría Family Business Institute en Raleigh, Carolina del Norte, dijo que muchas empresas “valoran a los empleados que responden el teléfono a la una de la mañana”. En la mayoría de los casos, se deja a criterio de cada empleado “manejar el problema del equilibrio en su vida y ejercitar la disciplina necesaria para evitar la fatiga y el agotamiento”.
Christopher R. Bennett, especialista sénior en transporte en el Banco Mundial, quien pasó unos cinco meses viajando por trabajo en el 2012, encontró su propia forma de lidiar con ello. “Hay una razón por la que los llaman CrackBerries”, comentó Bennett, quien se negó a aceptar un BlackBerry cuando se lo ofrecieron hace varios años. “Lo que he observado en mis colegas que tienen BlackBerry es que, debido a las presiones en el trabajo, especialmente porque lidiamos con husos horarios distintos, constantemente revisan y responden correos electrónicos. En la casa. Durante la cena. En el gimnasio. En fin de semana. Nunca lo apagan. Como tengo una personalidad adictiva, nunca quise uno”.
Stuart Fisher, el jefe de la unidad de terapia por estrés personal y laboral del Banco Mundial, dijo que aunque la institución no tiene una política oficial para restringir el uso de aparatos electrónicos fuera del horario laboral y no ha encontrado que sea un problema, lo percibe en el contexto más general de la promoción de un equilibrio saludable entre el trabajo y la vida personal. “Es imperativo (que dediquen) tiempo suficiente a ellos mismos”, escribió en un correo electrónico.
Agregó, no obstante, que en una organización mundial, “el pronto acceso al personal es críticamente importante, no solo para asegurar el éxito de las diversas misiones y proyectos, sino también por el propósito de que se reporten porque nuestro personal viaja a ambientes remotos, austeros y potencialmente peligrosos en las zonas más pobres del mundo”.
Sherry Turkle, una profesora de estudios sociales de ciencia y tecnología en el MIT, dijo que piensa que más empresas adoptarán políticas similares. “Soy optimista porque creo que todos están pasando por ese apuro. Los empleados están demasiado ocupados usando los aparatos como para sostener las conversaciones que importan y son necesarias para hacer las cosas”.