Nuevo México reivindica sus chiles
En versión verde o roja, los chiles dan la bienvenida al visitante nada más entrar en el estado de Nuevo México. ¿Verde o rojo? Esa es la cuestión.
“Es nuestro plato favorito”, afirma una camarera en el café Martin’s Capital de Roswell. “Estamos acostumbrados. Mi comida favorita es carne con chili verde picado”. Otros prefieren el rojo y los que se decantan por una mezcla que llaman Navidad. Pero lo importante es que la variedad del chile sea de Nuevo México, afirma.
“Solo compro los (chiles) locales. Tienen un sabor determinado, marcado por nuestro clima cálido y seco. En verano compramos muchos frescos y luego los dejamos secar, así tenemos para todo el año”, añade esta camarera criada en el oeste de Nuevo México.
A tres horas por carretera de allí, en la ciudad de Albuquerque, la panadería Golden Crown también reivindica el valor del chile local, sobre todo con sus populares panes con chile verde. “Llevamos 38 años elaborándolos con chiles exclusivamente de Nuevo México, y a los clientes les encanta”, señalan.
En el sur del estado, la ciudad de Hatch incluso presume de ser la “capital mundial del chile” y organiza todos los veranos un gran festival. Sin embargo, según afirma la New Mexico Chile Association, los pimientos picantes oriundos de este estado corren peligro.
Las cifras hablan por sí solas: si en 1992 se cultivaban unos 140 kilómetros cuadrados, el año pasado eran solo 36. China pisa fuerte en el mercado con sus extractos derivados de chile, y en el vecino México los costes de producción son claramente más bajos. Incluso en California se producen ya más chiles que en Nuevo México.
El 82% del chile que se consume en Estados Unidos es ya importado. La situación es “alarmante”, afirma Charlie Márquez, de la Asociación de Productores, citado por The New York Times. Sobre todo por las falsificaciones: muchos pimientos llevan la etiqueta de “cultivado en Nuevo México”, pero proceden de otros lugares.
Por eso, la asociación ha emprendido medidas, como la creación de un nuevo sello que certifique el origen, y el Parlamento estatal ha aprobado una nueva ley para proteger los chiles autóctonos. “Debemos preservar nuestra marca”, dijo el diputado demócrata Rodolpho Martínez, citado por The New York Times. “Nos enorgullece y estamos dispuestos a pagar más por ellos”.
Sin embargo, Martínez también admite que la batalla por los auténticos chiles de Nuevo México supone un reto enorme, pues muchos consumidores apenas distinguen el sabor autóctono. “Comparando los de Nuevo México con los de Colorado, sí. Pero 30 millas al sur de nuestra frontera, en México, crecen chiles tan parecidos a los nuestros que la mayoría de consumidores no los distinguen”.