Cortázar vive: En Las Peñas
“Impresionan gratamente la luz tenue, la disposición de las 27 mesas que permite una debida privacidad, a pesar de ofrecer un ambiente abierto sin elementos de separación”.
Guayaquil necesitaba un sitio así donde la gente no desea bailar, sino sentarse en un ambiente sereno a la entrada del barrio Las Peñas, sabiendo que Rayuela ofrece las mejores bebidas, excelentes cocteles. No se necesita aquí la interminable carta de un restaurante, sino una selección de bocadillos, bocaditos, sándwiches, abrebocas, tentempiés, platos fuertes elaborados por tres chefs profesionales, siendo uno de ellos argentino.
Aquí acuden gente de radio y televisión, muchísimos extranjeros de paso que salen de su hotel para vivir una noche guayaquileña con absoluta seguridad. Un guayaquileño digno de este nombre no puede dejar de visitar este lugar, ideal para tertulias, enamorados, grupos de mujeres que aprecian su debida tranquilidad; tiene climatización, no se permite fumar, el ambiente es sano, los padres de familia pueden despreocuparse si sus hijos (as) pasan allí una velada, pueden llegar en taxi, pedir cuando quieran irse los servicios de una compañía recomendada por los propietarios.
Aprecié mucho la forma como se manejan aquí las relaciones humanas. Me recibió el administrador, Javier Kayser, me dio los datos que necesitaba para tener una idea cabal del establecimiento, me contó de qué manera sorteaban situaciones delicadas, por ejemplo, cuando un huésped se pasaba de copas, aprecié la sangría, noté que el bar a la entrada ofrecía no solo cocteles, sino catorce tipos de cerveza nacional, artesanal.
Los cuatro socios del lugar son personas jóvenes con visión para los negocios, conciencia de sus responsabilidades. Alejandro, Roberto, Andrés y Abelardo lograron con pericia y éxito la buena marcha del establecimiento que ya tiene un año y tres meses de existencia con impecable trayectoria. Alejandro Bolaño conversó largamente conmigo, luce alma de líder, es muy realista. Creo que les irá muy bien en el nuevo gastro-bar que están abriendo cerca de la clínica Kennedy en Samborondón bajo el nombre de Anuva.
El nombre Rayuela sale directamente de la novela de Cortázar, puedo imaginar a los personajes Horacio y Lucía visitando Las Peñas, como les gustaba acudir en París al Club de la Serpiente. Frases de Cortázar se lucen en las paredes con la inevitable “Dormiremos juntos, no haremos el amor, el amor nos hará”, himno nacional de los enamorados idealistas.
No hay edad para llegar aquí, tal vez podríamos hablar de un público de 25 años hacia adelante, impresionan gratamente la luz tenue, la disposición de las 27 mesas que permite una debida privacidad a pesar de ofrecer un ambiente abierto sin elementos de separación.
Como tener sed y hambre a la vez es inevitable en este horario de la noche, la carta ofrece para empezar una montaña de nachos, esta especialidad que nació en México en 1943 cuando un mesero llamado Ignacio (Nacho) armó un plato con los únicos ingredientes que tenía a la mano: tortillas y queso. Gustan mucho las canastas de verde rellenas con mariscos, guacamole y pico de gallo. Recuerden que el pico de gallo es muy refrescante, pues incluye tomate fresco picado, culantro, jalapeños u otros ingredientes locales.
Los platos fuertes pueden ser pastas (carbonara, Alfredo: dos salsas parecidas, pero de ingredientes diferentes), pulpo con risotto, filete mignon en untuosa salsa Chateaubriand, camarones al ajillo, lomo salteado, tapas, fondue, sándwiches, postres.
Si quieren pasar una noche feliz con música adecuada en el volumen indicado, esa es la mejor opción. (O)