Desarrollo innegable
Aquel concurso de huecas en Raíces fue una idea imprescindible pues Guayaquil se caracteriza por ser acogedora, sus habitantes ostentan una gran afición al buen comer, ciertos platos se volvieron íconos, nos preguntamos todos dónde se puede comer el mejor encebollado, la más sabrosa guatita, el más suculento viche de camarones. Durante muchos años se prestó una mínima atención a los restaurantes populares, las llamadas huecas, aunque unas cuantas de ellas se hicieron famosas.
Recuerdo haber comido una soberbia guatita en Los Arbolitos, tanto en su sitio original como en la Alborada, un restaurante que está cumpliendo 45 años. De los sitios más famosos solo El Caracol Azul logró cumplir 40 años y últimamente ha revolucionado la presentación de sus platos. Ubicado en pleno centro de Guayaquil, el Pez Volador está abierto solamente hasta las tres de la tarde, pero sirve la mejor albacora de la ciudad. Este lugar fue premiado en el evento Raíces (2014).
Supuestamente los establecimientos ganadores reciben asesoramiento en cuanto a servicio, higiene, atención; sin embargo, visité a dos en pleno centro donde lo de la higiene deja mucho que desear. Aconsejo que se dé seguimiento a todos quienes obtienen premios con el fin de salvar el prestigio de tan buena iniciativa. Las huecas deben ofrecer una cocina limpia, baños impecables, personal educado.
En Raíces 2016 se harán presentes grandes figuras de la gastronomía internacional: Soledad Nardelli nos hablará de la cocina de autora que ofrece en su restaurante Chila de Buenos Aires; de España vendrán Sacha Hormaechea, los hermanos Sergio y Javier Torres. Es importante apuntar la presencia de Iván Grain, de Marrecife, el restaurante típico de Guayaquil, con mayor éxito; Miguel Ponce del Hotel Oro Verde.
Hace poco comenté lo de los precios disparados que nos propinan ciertos restaurantes. Existe una evidente crisis, la que se produjo, ignoro si por casualidad, a raíz del terremoto del 16 de abril, o más bien porque muchas personas piensan dos veces antes de acudir a lugares de precios exagerados. Quizás sin copas de cristal ni mullidos manteles, restaurantes más modestos podrían captar más clientela. Sin embargo, me sorprendió agradablemente hace poco el restaurante japonés Oishi (galería Sonesta), donde la planilla para tres personas con cocteles y muchos manjares fue de $ 73.
En Raíces ¿de qué se trata?: que Guayaquil pueda ofrecer la mejor cantidad con la mayor calidad de nuestros platos típicos: hayacas, humitas, empanadas, sancochos, locros, viches, cebiches, caldo de bolas, de patas, de manguera, secos y estofados, cangrejos, encebollados. En realidad, nuestra gastronomía ofrece una gama infinita de sabores. En cuando a las bebidas están la chicha de jora, la resbaladera, los batidos de frutas exóticas, las cervezas, los vinos orgullosamente ecuatorianos que ofrecen Paradoja, Travesía, Bruma, Enigma. Raíces sigue siendo el desafío de Ecuador, país que bien merece, así como Lima, ser destino gastronómico para los visitantes. (O)