Desde Francia: ¿Cuáles son las novedades?
“Volví a Ecuador con optimismo pues tenemos buenos lugares, pero al mismo tiempo noté con tristeza que resulta más barato comer con vino incluido en un bistró de Francia que en nuestros restaurantes”.
Durante estos dos meses tuve que olvidar mis gustos gastronómicos, pues Epicuro viajó a Europa por urgentes problemas de salud. La comida de los hospitales no suele ser gourmet por más que nos presenten puntualmente menús impresos con promesas optimistas: blanquette de poulet aux cèpes (estofado de pollo con champiñones), sole àla Duglèré (lenguados), côte de veau a la dijonnaise (costilla de ternera con mostaza). De repente llega un escuálido triángulo de camembert descremado y pasteurizado.
En casi todos los hospitales el café servido es una bebida insípida que nos hace extrañar el expreso italiano. Hice amistad con un joven musulmán, candidato como yo a una operación cardiovascular, él me dijo que el café era una bebida satánica, entonces recordé que debemos la primera prohibición a Kair Bey pues dio órdenes de cerrar todo los cafés, destruir el producto bajo la amenaza de recibir una paliza si se sorprendía a uno bebiendo café y si era atrapado in fraganti una vez más, el delincuente era introducido en una bolsa de cuero y arrojado al mar.
Pero basta de anécdotas, ¿qué hay de nuevo en Francia a la hora de comer?
1. El concepto de bistró se ha revolucionado, han llegado los neobistrós con mesas pequeñas a veces compartidas, servicio informal pero simpático, menú expuesto en una pizarra lo que permite cambiarlo de un día para el otro, influencias francesas, asiáticas. Se llega a comer en un bol y hasta con palitos. Los precios son módicos.
2. Cantinas baratas abundan en cualquier ciudad, sobre todo en barrios donde laboran oficinistas, ofrecen comida monotemática, panes, bocadillos especiales, hamburguesas, quesos en muchas variedades, a veces un mundo de embutidos en pequeñas dosis.
3. Lugares de moda. Los coffee-shops pretenden ofrecer el café de mejor calidad, usan máquinas de última generación. El latte art consiste en plasmar diseños en la espuma del café, que sea un corazón o tal vez la Torre de Eiffel. Ciertos chefs se han convertido en extraordinarios artistas. Sin embargo, pienso que en tierra ecuatoriana hemos adoptado hace mucho tiempo aquel arte de poner diseños en la espuma o mejor aún presentar un cappuccino de una forma barroca (Coffee Brown tiene uno sensacional).
4. Comer en un solo plato. La idea del todo en uno, combinación de ingredientes frescos, recetas atractivas, salsas que dan placer a la vista. Un lugar llamado Marclee, en París, fusión de cocina china, coreana, japonesa, tailandesa y vietnamita. Se come en unos bols hechos con pan, lo que los vuelve comestibles. Los precios no llagan a 10 euros. Ha sido un éxito fulminante. Hay que hacer cola para poder ingresar.
5. Las ostras siguen siendo objeto de mucha demanda, sea media docena o docena, dependiendo del precio y la calidad. Existen muchos sitios especializados en París, no hay horas para saborear los moluscos, puede ser las doce del día o las doce de la noche. Se suele acompañar con un sauvignon blanco. La buena noticia para nosotros es que Oysters Catchers en Salinas ha vuelto a ofrecer las deliciosas ostras.
6. Se multiplicaron las tiendas gourmet donde ofrecen delicatesen del mundo entero. Por ser el más antiguo y renombrado, Fauchon posiblemente puede venderle una botella de vino de coñac o de oporto que tenga el año de su nacimiento.
Volví a Ecuador con optimismo pues tenemos buenos lugares, pero al mismo tiempo noté con tristeza que resulta más barato comer con vino incluido en un bistró de Francia que en nuestros restaurantes, a veces muy onerosos. (O)