Muy importante: La buena supervisión
“Más allá de la sabia dirección de Ricardo Bock están la pericia y la experiencia de panaderos y pasteleros. Carlos Pilay; José Antonio Blanco, gallego a quien conocí en el hotel Oro Verde; Daniel Rosado, más un importante personal aseguran la buena marcha”.
De cómo van evolucionando los restaurantes de Guayaquil tengo una idea clara. Veo cómo ciertos descuidaron la calidad viendo bajar sus ingresos, otros han tenido un desarrollo espectacular. Tengo el ejemplo de Tinta Café, pues la idea de poner una librería con cafetería tan lejos de la ciudad (kilómetro 6,5) lucía descabellada. En realidad todo dependía de lo que se ofrecería en alimentos espirituales o tentaciones para el paladar.
Ricardo Bock manejó bien el asunto, nuestro Tinta Café no tiene nada que envidiar a Barnes & Noble, mientras que sus desayunos son mejores que los de muchos hoteles con cinco estrellas. Se hizo famoso el pintoresco tigrillo, variación sobre el tema de los huevos revueltos con cebolla, leche y queso. El bufé atrae a muchos, tengo el dato de 300 desayunos servidos en un fin de semana. Se está estudiando la posibilidad de servicio a domicilio.
Ricardo Bock tambiém tomó a su cargo el restaurante Hemisferios. Epicuro nunca vio porvenir en un sitio que pretendía abarcar especialidades de tantos países. Si yo quería comida asiática, iba a Hong Kong Deli; si deseaba platos españoles, escogía la Tasca del Norte o la de Carlos; si optaba por algo italiano, prefería Riviera o La Casa di Carlo.
Plaza Lagos tiene muchos restaurantes, pero faltaba uno que se dedicara a la gastronomía típica. Hemisferios será el lugar adecuado, aunque guardará un festival de comidas internacionales para justificar su nombre.
Necesito hablarles de Panoli (panadería y pastelería) porque, desde luego, panes, empanadas, papas rellenas, pasteles, chocolates surtidos, todo permite, fuera de la clientela fija, abastecer a Tinta Café y pronto a Hemisferios. En Panoli sirven doce tipos de café, incluyendo carajillo, bombón, capuchino y mocachino. Por supuesto que están el chocolate con leche, el té, los jugos de fruta fresca, la limonada, la cerveza o una copa de vino. Simpática es aquella idea de tener en carta el discreto tinto frizante Lambrusco.
Quiero recordarles los diversos tipos de desayuno ofrecidos mundialmente o localmente. El llamado continental viene con bebida caliente, jugos naturales, variedad de panes, mantequilla, mermelada, una porción de frutas. El americano añade huevos revueltos con jamón o tocino, el criollito permite saborear patacones, queso, jamón. Me encanta el guayaco, pues el bolón mixto es fascinante, así como la tortilla de verde con queso con una taza de este café tan sensualmente cantado por Fausto Miño, pero también por Juan Sebastián Bach, quien le dedicó una de sus cantatas.
Epicuro se permite recomendarles el bolón mixto y las tortillas. Mesas con climatización y terraza fresca al aire libre. Panoli tiene a la vista en unas vitrinas una increíble cantidad de pan de todo tipo más pasteles y todo lo que puede atraer el paladar a tempranas horas de la mañana.
Desayunar en Panoli es una experiencia digna de vivirse. La presentación de los diversos manjares tienta el paladar y solo con ver las fotos en la carta ustedes experimentarán la gloria de su primera comida diaria. ¿Por qué Panoli ha podido lograr tan buena calidad en todos sus productos?
Más allá de la sabia dirección de Bock están la pericia y la experiencia de panaderos y pasteleros. Carlos Pilay; José Antonio Blanco, gallego a quien conocí en el hotel Oro Verde; Daniel Rosado, más un importante personal aseguran la buena marcha del establecimiento.
Siempre insistiré en lo que representa para un restaurante la presencia de un hombre enamorado de su oficio.