El huevo frito: No es tan sencillo

Por Epicuro
12 de Agosto de 2012

“Al freír un huevo deberán centrar la yema, observar que por la frescura del producto dicha yema quede brillosa, plenamente abombada con un rico color que pueda evocar el de los albaricoques”.

Cuando la gente habla de una persona que no sabe cocinar, suele decir que ni siquiera sabe freír un huevo. Pues pretendo acabar con el mito, porque no es tan sencillo preparar tan simple receta. No porque usted ha freído muchas veces entiende lo que significa frito.

La operación me intriga en primera instancia por tener doble participio: freído y frito, usándose el primero con un verbo auxiliar; luego existen varias maneras de llevar a cabo la receta, sea con el uso de aceite, sea con mantequilla. En el primer caso, el huevo chisporroteará en el aceite y de inmediato forma puntillas, como encaje o burbujas; en el segundo caso, la mantequilla permite que el huevo se cocine lentamente y quede sedoso con una clara llana y brillosa.

Es cuestión de gusto, pero la yema nunca debe llegar a cocinarse, pues para eso está el huevo duro. Deberán escoger un buen producto si desean obtener el sabor de antaño cuando no usaban alimentos balanceados.

No hay nada tan desagradable como un huevo que sabe a pescado, a yodo. De vez en cuando me voy a Salitre, compro en el camino aquellos huevos de color verde agua que solo se puede obtener a partir de unas gallinas de raza especial.

Al freír un huevo deberán centrar la yema, observar que por la frescura del producto dicha yema quede brillosa, plenamente abombada con un rico color que pueda evocar el de los albaricoques. Si el huevo sale roto de la cáscara, no tendrán mucho éxito al usarlo. Si lo sacan de la refrigeradora para cascarlo de inmediato, aumentarán el riesgo de romper la yema.

El huevo frito se lleva muy bien con el jamón, el tocino ahumado, los champiñones, los espárragos, la crema de leche espesa, las papas, el queso: las recetas son innumerables. No intente trabajar con microondas, pero si se les ocurre tendrán que perforar la yema, pues de lo contrario explotará ruidosamente en el horno.

Son particularmente sabrosos los huevos a la benedictina que podíamos saborear en el restaurante de Stéphane. Se preparan usando dos rebanadas de pan ligeramente tostadas untadas con mantequilla, un huevo escalfado, jamón o tocino, todo cubierto con salsa holandesa. Curiosamente, es raro encontrar un huevo frito perfecto, peor si lo piden al servicio de habitación en un hotel que ostenta cinco estrellas.

Aprecio mucho el churrasco ecuatoriano porque el huevo frito, que debe ser perfecto, corona la rebanada de carne. Así como tiene sus secretos los tienen también la tortilla, el huevo escalfado, el revoltillo. Crié a todos mis hijos preparándoles el día domingo el llamado ojo de buey, que es un huevo frito dentro de un agujero que se hace en el pan de molde tostado, luego se cubre con jamón y queso gruyer.

Desde luego, para una entrada sencilla siempre podrán hacer huevos duros rellenos con su misma yema majada con mayonesa. Se puede añadir atún y alcaparras, en este caso se llaman huevos Mimosa. En fin, coronar los huevos duros partidos por la mitad con salsa bechamel, queso y gratinarlos es otra receta sencilla y rápida.

Definitivamente, un desayuno dominguero que incluya un vaso de jugo, pancitos tostados untados con una buena mantequilla, croissants (cachitos), mermelada, café con leche o chocolate es una forma de unir a la familia.

epicuro44@gmail.com

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