Nuevo lugar de moda: Para adular el paladar
“Tan solo por el bar, Anuva merece una visita, pero el menú ofrecido es interesante. Los jugos de fruta son de autor y luego recomendables”.
El producto ofrecido es bueno, creo que el público responderá con entusiasmo. Anuva recién inauguró su local ubicado detrás de la clínica Kennedy en la av. Samborondón, pero también se puede llegar girando a mano derecha después del Megamaxi hasta el fondo de dicha calle.
La primera impresión llega con grandes ventanales que liberan un ambiente luminoso de gran clase en el que se destaca un bar acogedor. Ahí oficia Nicolás González, peruano graduado en una escuela de coctelería. Se piensa que lo de barman es cosa sencilla, pero Nicolás es muy sutil, su gin citrus en el que exprime la esencia de las cortezas (limón y naranja) en vez de usar los habituales jugos, aquel detalle de pulverizar con los cítricos toda la parte exterior y el filo de las copas vuelve muy especial aquel ingenioso trago. Pocas veces he saboreado cocteles tan aromáticos. Prueben el llamado piel roja (albahaca, fresa, almíbar de piña, agua tónica, gin).
Tan solo por el bar, Anuva merece una visita, pero el menú ofrecido es interesante. Los jugos de fruta son de autor y luego
recomendables, utilizan toda la gama de frutas ecuatorianas, los macerados con pisco adularán su paladar.
El cuarteto de cebiches (peruano, ecuatoriano, camarones, conchas) es muy refrescante, aconsejable como entrada ($ 19). Viene acompañado de chifles muy finos debidamente crocantes. Novedosa luce la panceta de cerdo con pastel de choclo y salsa criolla orgánica ($ 15). Para quienes no consumen carne está el risotto vegetariano. Probé el pulpo que sirven aquí en diversas salsas siendo el “pulpo enterrado” cubierto con una espuma de patatas y finas hierbas.
Con productos ecuatorianos se logran los rollos de yuca y papa rellenos con pulpo al pesto (albahaca), pasta de camarones, mayonesa japonesa con cobertura de papel de maduro (suena bien ¿verdad?).
El lomo puede acompañarse con el malbec de Trivento; hay champiñones Portobello rellenos con tomate y espinaca, también rellenos con cangrejo).
Recalco tanto en los cocteles como en los diversos platos una búsqueda de lo sutil, nada apabullante, no es comida para empacharse sino para saborear sin prisa, las porciones son las adecuadas, el nivel de la música ambiental en su debido volumen. Hasta para servir el agua tiene lindos detalles.
Entre las que se encuentran en la sala climatizada y las que se hallan en la terraza al aire libre hay un total de 50 mesas. Vajillas y copas en forma de tulipán son las adecuadas. Si no desean cocteles ni vinos encontrarán catorce tipos de cerveza.
El chef Fernando Loretti tiene la debida formación hotelera, cuida mucha la presentación de los diversos platos, la cocina está en el primer piso. No se habla de un restaurante sino de un gastrobar, palabra que no encontrarán en los diccionarios, pero que luce bastante gráfica. La zona de estacionamiento es amplia, lleva parquímetros.
Los postres vienen eventualmente como surtido de varios manjares, pero puede ser el cheesecake de uvillas, receta simpática, novedosa, el volcán de chocolate clásico, pero bien logrado.
Está abierto de lunes a domingo desde las once de la mañana. Aquel lugar orgullosamente ecuatoriano apegado a los sabores nacionales alzándolos a un nivel gourmet atraerá sin lugar a dudas una nutrida clientela. (O)