¿Qué se puede esperar?: Calidez y buen sabor
“En resumidas cuentas tienen con Hookah un sitio elegante sin ser formal, una buena atención, precios competitivos, platos sin complicación. ¿Qué más pueden desear?”
Cuando se nos habla de Sonesta pensamos de inmediato en el hotel que lleva este nombre, pero en realidad gravitan alrededor muchas boutiques y restaurantes. Conocí un sitio nacido hace pocas semanas. Más bien pequeño, el local resulta acogedor, pienso que puede ser el rincón adecuado para quienes buscan un ambiente musical interesante, los amigos que comparten una tertulia, hasta, como lo presencié, los enamorados que se declaran frente a un coctel, se arrodillan frente a la novia, le ponen en el dedo un anillo de compromiso. En este caso, el restaurante Hookah tiene ciertas atenciones para los futuros desposados.
Hookah no pretende de ninguna manera ser un restaurante gourmet con platos rebuscados o insólitos. Pedí un pollo con champiñones que el chef trató en realidad con una salsa al curry. El plato resultó sabroso, las patatas fritas podrían ser mejores: recomiendo hacerlas al instante para que puedan servirse crujientes y doradas.
Mi compañero de mesa escogió un pollo con risotto bastante bien tratado. De verdad es mejor llegar a un sitio así, tomar todo el tiempo para relax, saborear una cerveza artesanal o cualquier otra bebida. Indiqué al capitán que no podía aquella noche consumir alcohol, me trajo un coctel refrescante basado en limón y frutilla sin azúcar ni alcohol.
La cerveza que sale de un barril metido en un enorme dispensador es de alto gusto. El dueño del lugar es el ingeniero Javier Alcázar, quien supo organizar de la mejor manera este flamante negocio al que auguro un buen porvenir. El chef es boliviano pero vivió muchos años en España. Sin rebuscar ni fantasear con recetas complicadas ofrece una buena sazón en platos clásicos muy sencillos. Desde luego pueden encontrar vinos, pero no recomiendo el café: No tienen precolador para expreso, me dijeron que son muy pocas las personas que lo piden. Parece que aquí más se bebe cerveza o whisky.
El artista de planta es Javier Castellanos. Él canta con pistas de unos cuantos famosos y logra dar una versión elegante, acertada, de temas como el You’re always on my mind de Elvis Presley o melodías famosas de sus artistas preferidos, Chicago, Air Supply, Bee Gees, entre otros. Me sorprendió el talento de este muchacho, a quien pueden contratar para sus fiestas al teléfono 099-068-9978.
Seamos realistas: es mil veces mejor tomar alguna bebida, fumar una pipa de tipo narguilé con aguas aromáticas, en vez de comer a la carrera una hamburguesa o un hot dog en un sitio de comida rápida. Mi cuenta para dos personas, incluyendo un pollo con champiñones, otro pollo Cordon Bleu con risotto, un coctel sin alcohol y una cerveza fue de $ 33, lo que considero como muy razonable.
Corrijo la carta que anuncia, como tantos lo hacen, un pollo ‘Gordon blue’, cuando se trata de Cordon Bleu, la famosa receta que lleva jamón y queso gratinado. En Francia, se dice de una persona que es cordon bleu cuando sabe perfectamente cocinar.
El nivel sonoro de la música es a veces muy elevado, lo que deploro, pero sé que es de moda el alto volumen y no parece afectar en lo mínimo a los clientes. No tendrán problema con el estacionamiento; el Sonesta y el Mall del Sol ofrecen seguridad.
En resumidas cuentas tienen con Hookah un sitio elegante, sin ser formal, una buena atención, precios competitivos, platos sin complicación. ¿Qué más pueden desear?