Venturoso futuro
“Presenta dos cartas, la una se refiere a las entradas y platos clásicos de la gastronomía hispánica, la segunda está más bien dedicada a los jóvenes...”.
Me sorprendió que La Tasca del Norte haya tenido tantas mesas ocupadas un día miércoles, que hayamos tenido que estacionarnos muy lejos en una zona casi repleta de automóviles. Plaza Lagos se ha convertido en uno de los ejes principales de la vida nocturna. Su profusa iluminación, la seguridad absoluta que ofrece en una ciudad que carece normalmente de ella son innegables atractivos.
Ahora bien, el alquiler de los locales, las planillas de luz, la climatización, los sueldos del personal, las demás cargas, llevan a subir el precio de los diversos platos, podemos considerar que en la actualidad somos más caros que los restaurantes de Francia, Italia o España. En Tasca del Norte mi planilla para dos personas, con platos nada extraordinarios, subió a $ 85,92, de los cuales $ 16,63 se fueron entre el 10% de servicio y el fatal 14% de IVA que lo encarece todo. Llevé de mi propia bodega, para celebrar la llegada del nuevo año un increíble M.C. 2004 del Marqués de Cáceres, que cumplió a cabalidad con sus 12 años de vida. Pagué un descorche de $ 15.
La Tasca del Norte presenta dos cartas, la una se refiere a las entradas y platos clásicos de la gastronomía hispánica; la segunda, a todo color, está más bien dedicada a los jóvenes que buscan piqueos, platos de precio cómodo como las croquetas, calamares a la plancha, tortilla española, ventrescas de atún, se suele beber la refrescante sangría, cerveza o gaseosas, pocos piden vino. Después de haber sido un asiduo del local original en Torres del Norte observé un bajón de nivel en la calidad de ciertas especialidades.
Sé, desde luego, que no se puede cocinar al instante unos callos a la madrileña, la única forma de conservar su sabor es trabajando al vacío y guardándolos a cero grado sin congelar, técnica que usa Carlos Colombara en Carlo y Carla para poder servir pescados de sabor total. Los callos que me sirvieron ($ 19,95) tenían cierto sabor a guardados y recalentados lo que puede a veces salir positivo, pero no fue el caso aquí. Las papas fritas, cosa tan sencilla, deben llegar crocantes, sueltas y no blandas, pegadas unas a otras como nos sucedió. Eso es imperdonable.
En cambio, el solomillo, carne nacional, estuvo tierno, jugoso, de gran sabor. Así mismo resultó exquisita la crema catalana, plato muy sencillo con su capa caramelizada, pero que no tolera mediocridad, tiene la ventaja de poder conservarse en refrigeradora. De precio muy alto ($ 43,34), pero de sabor incomparable, poco salado o dulce, textura singular con aquel dejo sutil y almendrado está el jamón de pata negra. De menor precio les saldrá un jamón serrano importado ($ 22,26). Quiero recordarles que el mejor jamón del mundo podría ser la edición limitada de Jabugo Dehesa Maladúa, cuyo precio para una pierna puede llegar a más de cuatro mil dólares. El curado de cada jamón necesita cuatro años, la producción es sumamente limitada, solo unos sibaritas adinerados lo pueden adquirir. Algo parecido ocurre con la trufa blanca italiana (entre $ 3.000 y $5.000 el kilo), ¡pero qué perfume!
En Tasca del Norte podrán pedir la famosa paella valenciana ($20), langostinos al ajillo ($34,41), pescado en salsa de mariscos ($ 24,74). Como pueden observar, el monto de su planilla dependerá de los platos escogidos. La Tasca del Norte puede alcanzar un venturoso futuro siempre que haga las correcciones que recomiendo en el presente artículo. Prueben los hígados de pato sobre pan baguette: ¡sublimes! (O)