¡Se vienen las vacunas!

Cualquiera que me conoce, sabe que hay dos cosas que me pueden matar: “tenemos que hablar” y las jeringas. Así que conocer a una persona que distribuye este terror, para mí, es el equivalente a la parca. Pero a pesar de eso, Nella resultó ser muy chévere, además de colorida.

¿Qué haces por la vida?
Trabajo en la empresa de mi papá, de vacunas.

¡¿Tú vacunas?!
No, distribuyo las vacunas a los médicos.

Yo o-dio las va-cu-nas.
(Risas). Sí, pero son muy buenas. Si no nos enfermaríamos todos los días.

Prefiero enfermarme. ¿Qué onda con tu facha?
Chuta, es un domingo. Estoy cómoda. Tengo que correr... detrás de mi hijo.

Son chéveres todos los colores que tienes puestos encima. No son muchos, pero están chéveres.
¡Gracias!

¿Vas con esos pantalones a aterrorizar a la gente con vacunas?
No, no, no... ¡ahí un poco más formal! Con ropa de oficina.

Esa sí es más de vacunadora.¿Esa cartera con tachas?
¡Esto si es diario! De casi todos los días.

¡Síiiiiiiiii!

Pero bueno, es domingo, tienes ese look de gimnasio.
Los domingos, sí. A no ser que tenga una reunión familiar. Trato de salir lo más cómoda posible cuando salgo con mi hijo.

¿Qué tan difícil es cuidar a tu hijo?
¡Heavy!

¿Revoltoso?
Es un terremoto. Por eso salimos, en la casa se vuelve loco.

Tienes que hacer como hacían antes nuestras abuelas, ponle ron en la leche y a dormir.
Creo que con el ron se pone peor.

¡Va a ser fiestero!
¡De ley!

¿Qué le parece esta facha?
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