Salud y enfermedad mental

Por Lenín E. Salmon
18 de Junio de 2017

Aunque todos tenemos claro lo que significa tener salud física (mantener un buen funcionamiento orgánico, alimentarse y dormir adecuadamente, hacer ejercicios, tener chequeos médicos periódicos, etc.), no todos tenemos un concepto concreto de lo que es salud mental o psicológica. Podríamos pensar que es la ausencia de enfermedad mental (como depresión, bipolaridad, esquizofrenia, etc.); sin embargo, hay por millones personas que viven amargadas, aisladas, resentidas con la vida (en una palabra, infelices), sin nunca haber tenido un diagnóstico de enfermedad mental. Dicho de otra forma, son individuos que no tienen un trastorno mental, pero tampoco tienen buena salud mental.

Ahora, ¿qué sucede con las personas que han sido diagnosticadas con un desorden mental, lo han aceptado y siguen una terapia dirigida por profesionales competentes? Estas personas reconocen que hay zonas y momentos en sus vidas en los que tienen que actuar con prudencia, o no actuar, y esto les permite vivir, con contadas limitaciones, dentro de un margen relativamente tranquilo y productivo. Se podría concluir que estas personas han aprendido a superar sus debilidades al haber desarrollado y mantenido una positiva actitud mental paralela a su enfermedad, y a pesar de ella. Salud mental es entonces nuestra sensación de bienestar psicológico, emocional, social. Son percepciones que influyen en nuestra manera de manejarnos frente a la vida, pensando positivamente, viviendo bien el día de hoy y preparándose optimistamente para el día de mañana.

¿Qué conclusiones podríamos sacar de estos planteamientos? La primera es que la salud mental y la enfermedad mental no son mutuamente excluyentes, es decir, pueden coexistir, lo cual es una muy buena noticia para quienes sufren de un trastorno mental, pero tienen la oportunidad de atenuar significativamente los efectos del mismo, desarrollando una buena salud mental. La segunda es que, a la larga, el nivel de nuestra salud mental es lo que nos va a hacer sentir, y vivir, bien o mal, al margen de si tenemos o no un desorden mental. La tercera y más importante es que nuestra salud mental, a diferencia de la enfermedad mental (que puede ser heredada o causada por influencias fuera de nuestro control), depende exclusivamente de nosotros. Buscando tempranamente la guía profesional apropiada para estimular su salud mental, una persona puede llevar una vida bastante controlada a pesar de padecer un desorden mental. (O)

salmonlenin@yahoo.com

  Deja tu comentario