Somos padres... pero también personas
La mayoría de los padres nos movemos entre la disyuntiva de disponer de más tiempo para la familia y, a la vez, poder dedicar suficiente tiempo al trabajo. Pero como hoy tenemos tantos compromisos, tantas posibilidades y tantas necesidades, así como muchas ganas de tener más diversiones y mejores opciones, a menudo las exigencias que nos imponemos como adultos son más que lo que podemos manejar y disfrutar.
Hoy en día ya no basta tener un matrimonio armónico, una casa cómoda y unos hijos obedientes y buenas personas. Tampoco es suficiente que seamos buenos padres, buenos profesionales y buenos proveedores. Ahora ambos tienen que colaborar activamente en la crianza de los niños, además de trabajar como esclavos mañana, tarde y noche si no quieren perder su empleo o ver fracasar su negocio.
Quizás por estos motivos, las expectativas y demandas que les hacemos a los niños también son demasiadas. Los colegios tienen unos estándares de rendimiento académico enormes que hacen que muchos necesiten un tutor permanente para que no los reprueben. Los entrenadores de los equipos deportivos los presionan constantemente para que rindan más y jueguen mejor... Y los padres los empujamos incesantemente para que sobresalgan en todos los frentes.
Lo cierto del caso es que no tenemos que hacer tanto ni darles todo a los niños, porque por vivir haciendo demasiados esfuerzos perdemos el entusiasmo por la paternidad y la alegría de criar a los hijos. Para ser buenos padres no hay que ser perfectos. Es suficiente ser pacientes y comprensivos –para no “ahorcarlos”–, a la vez que ser estrictos y darles buen ejemplo.
Vale más tener una familia imperfecta pero contenta que una en la que hay tantas demandas que todos andamos estresados por la tensión en que vivimos. No hagamos demasiadas exigencias, ni pretendamos hacer más de lo que humanamente podemos porque haremos todo mal o, por lo menos, de mala gana. Bastará con darles mucho amor y muy buen ejemplo a los niños, así como una presencia enriquecedora en la familia para que todos vivamos felices..., que es lo que más necesitan los hijos y también nosotros.