El ciclo de la naturaleza
Todos los procesos creativos, ya sea en la literatura, la ingeniería o la informática, e incluso en el amor, siempre respetan las mismas reglas: el ciclo de la naturaleza. Aquí las etapas de este proceso:
Arar el campo En el momento en que se remueve el suelo, el oxígeno penetra donde antes no podía. El campo adquiere una nueva apariencia. Este proceso de revolución interior es muy importante porque así como la nueva imagen del campo verá la luz solar por primera vez y se deslumbrará con ella, una nueva evaluación de nuestros valores nos permitirá ver la vida inocentemente, sin ingenio. Así estaremos preparados para el milagro de la inspiración. Un buen creador debe saber cómo entregar continuamente sus valores, y nunca contentarse con lo que cree que entiende.
Siembra Todo trabajo es fruto del contacto con la vida. Un hombre creativo no puede encerrarse en una torre de marfil; debe estar en contacto con sus semejantes y compartir su condición humana. Nunca sabe, al principio, qué cosas serán importantes para él en el futuro, de modo que cuanto más intensa sea su vida, más posibilidades creará para un lenguaje original. Le Corbusier dijo que: mientras el hombre intentara volar imitando pájaros, no podría tener éxito. Lo mismo se aplica al artista: aunque traduce emociones, el lenguaje que está traduciendo no lo entiende completamente, y si trata de imitar o controlar su inspiración, nunca obtendrá lo que desea. Debe permitir que su vida siembre la tierra fértil de su inconsciente.
Crecimiento Hay un tiempo en el que la obra se escribe libremente, en el fondo del alma del autor, antes de atreverse a mostrarse. En la literatura, por ejemplo, el libro influye en el escritor, y viceversa. Conozco personas que, durante un período de crecimiento, pasan todo el tiempo tomando notas furiosamente sobre todo lo que les viene a la cabeza, sin respetar lo que se escribe en el inconsciente. El resultado es que las notas, que son el fruto de la memoria, terminan perturbando el fruto de la inspiración. El creador debe respetar el momento de la gestación, aunque sabe, al igual que el agricultor, que solo tiene el control parcial de su campo, está sujeto a la sequía y las inundaciones. Pero si sabe cómo esperar, las plantas más fuertes, que pueden resistir el vendaval, saldrán a la luz con fuerza.
La cosecha El momento en que el hombre manifiesta en un plano consciente lo que sembró y permitió crecer. Si cosecha temprano, la fruta es verde, si cosecha tarde, la fruta está podrida. Todos los artistas reconocen la llegada de este momento; aunque algunos aspectos pueden no haber madurado completamente, algunas ideas no son claras, se reorganizan a medida que se produce el trabajo. Sin miedo y con gran disciplina, comprende que debe trabajar 24/7, hasta que termine. ¿Y qué hacer con los resultados de la cosecha? Un artista que desea guardar su obra para sí mismo, no es justo con lo que recibió del momento presente, ni con la herencia y las enseñanzas de sus antepasados. Esa es la misión del artista, por dolorosa o gloriosa que sea. (O) www.paulocoelhoblog.com