Es considerado normal (II)...
-Al entrar al ascensor, mantenerse orientado hacia la puerta de salida, y comportarse como si no hubiera ningún otro ser humano allí dentro, por muy abarrotado que esté el lugar.
-Jamás reírse a carcajadas en un restaurante, por muy buena que sea la historia.
-En el hemisferio norte, elegir la ropa que se lleva de acuerdo a la estación del año: brazos desnudos en primavera (por mucho frío que haga) y jersey de lana en otoño (aunque haga mucho calor).
-En el hemisferio sur, llenar el árbol de Navidad de algodón, aunque el invierno no tenga nada que ver con el nacimiento de Cristo.
-Cuando alguien llega a mayor, creerse dueño de toda la sabiduría del mundo, aunque muchas veces no se haya vivido lo suficiente para reconocer lo correcto.
-Ir a una feria de beneficencia y pensar que con eso ya se ha hecho bastante para acabar con las desigualdades sociales del mundo.
-Comer tres veces al día, aunque no se tenga hambre.
-Creer que los otros siempre nos superan en todo: son más atractivos, más competentes, más ricos, más inteligentes, etc. Es muy arriesgado aventurarse más allá de las propias limitaciones: lo más conveniente es no hacer nada.
-Hacer del coche un medio para sentirse poderoso, y capaz de dominar el mundo.
-Soltar improperios en el tráfico.
-Pensar que todo lo malo que hace el hijo de uno es por culpa de las malas compañías.
-Casarse con la primera persona que dispone de cierto estatus social. El amor puede esperar.
-Repetir continuamente “Yo al menos lo intenté”, aunque en realidad no se haya intentado absolutamente nada.
-Postergar las experiencias más interesantes de la vida para cuando ya no quedan fuerzas para llevarlas a cabo.
-Huir de la depresión con fuertes dosis diarias de televisión.
-Pensar que todo lo conquistado se puede dar por seguro para siempre.
-Creer que a las mujeres no les gusta el fútbol, y que a los hombres no les gusta la decoración.
-Echarle al gobierno la culpa de todo.
-Estar convencido de que ser una persona buena, decente, educada, conlleva que los demás la consideren débil, vulnerable y fácilmente manipulable.
-Estar igualmente convencido de que la agresividad y la descortesía en el trato con los otros equivale a tener una personalidad poderosa.
-Tener miedo de la fibroscopia (los hombres) y del parto (las mujeres).
-Por último, creer que la religión de uno, además de la única dueña de la verdad absoluta, es la más importante, la mejor, y que todos los seres humanos de este inmenso planeta que crean en cualquier otra manifestación de Dios están condenados al fuego del infierno. (O)