Los libros subrayados

Por Paulo Coelho
27 de Agosto de 2017

No siempre escojo los libros que debo leer. Son ellos los que me escogen, me llaman desde los estantes, y muchas veces los compro sin saber el motivo. Pero cada uno me deja siempre algo importante. Hace poco abrí al azar algunos de mi pequeña biblioteca, de los que he copiado algunos fragmentos subrayados:

Epíteto y el control

“De todas las cosas que existen, algunas están a nuestro alcance, y otras no. Están a nuestro alcance: el pensamiento, los impulsos, el querer y el no querer; en una palabra, todo aquello cuyo resultado son nuestras propias acciones.

“Pero existen cosas que surgen sin que podamos interferir, que nos sorprenden y, en este caso, hay que saber mirar con sabiduría qué es lo que sucede. Lo que perturba el espíritu no son los hechos, sino el juicio que nos hacemos al respecto.

“No pienses que todo en la vida ha de seguir el camino de tu voluntad. Reza para que las cosas sucedan como deben suceder, y verás que todo es mucho mejor de lo que esperabas”.

Chico Xavier y un texto

“Cuando consigues superar graves problemas de relación, no te detengas en el recuerdo de los momentos difíciles, sino en la alegría de haber atravesado otra prueba en tu vida. Cuando escapes de un accidente grave, no te quedes pensando en el trauma que causó, sino en el milagro que te ayudó a salir ileso. Cuando salgas de una larga enfermedad, no pienses en el sufrimiento al que te has tenido que enfrentar, sino en la bendición de Dios que permitió la cura.

“Lleva en tu memoria, por el resto de tu vida, las cosas buenas que surgieron en medio de las dificultades. Son ellas las que demuestran tu capacidad para superar las pruebas más duras, y te darán confianza en la presencia divina, que nos auxilia en cualquier situación, frente a cualquier obstáculo”.

Khalil Gibran y el arte de dar

“Vosotros decís: ‘yo doy, pero solo a quien lo merece’.

“Los árboles no hablan así, ni los rebaños. Ellos dan para poder seguir viviendo; retener es morir. Quien es digno de ganarse de Dios, es digno también de recibir de vosotros todo lo que necesita. Quien mereció beber del océano de la vida, merece también llenar su taza en el pequeño arroyo de cada uno.

“¿Por qué exigir que un hombre exponga su intimidad y desnude su orgullo antes de decidir si merece nuestra ayuda? Intentad, eso sí, ver si vosotros merecéis dar.

“Y vosotros, que recibís, no asumáis deuda de gratitud, para que no se cree un lazo de dominio con vuestros benefactores.

“Porque si os preocupáis demasiado por tales deudas, terminaréis dudando de la generosidad de la tierra y del Padre, que es de quien en verdad vienen estas dádivas”. (O)

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