Sobre el camino de valores
Dice Lao Tzu que, en el devenir de nuestras vidas, debemos desligarnos de la idea de días y horas, para prestar cada vez más atención al minuto. De este modo conseguiremos evitar la mayor parte de los problemas que hay en nuestro camino. Esto no significa estar en constante tensión: reflexionar sobre las pequeñas cosas no significa pensar en pequeño. Una preocupación exagerada termina eliminando la alegría y el entusiasmo.
En lo que hace hincapié Lao Tzu es en la importancia del detalle como la forma mejor y más segura de comprender el todo. Cuando hacemos esto, nos damos cuenta de que estamos viviendo una historia que nos contaron, que nos pidieron que viviéramos, y no aquella que escogemos por nosotros mismos. A continuación, algunos ejemplos de cómo podemos ver ciertas actitudes de modo diferente:
Liberarse por completo
San Antonio vivía en el desierto, cuando un día se le acercó un joven: “Padre, vendí todo lo que tenía para así ayudar a los pobres. Solo guardé unas pocas cosas para poder sobrevivir aquí. Me gustaría que me enseñase el camino de la salvación”.
San Antonio le dijo al muchacho que vendiera las pocas cosas que había guardado y, con el dinero, fuese a comprar carne a la ciudad. A la vuelta, debía traer la carne atada a su cuerpo.
El muchacho obedeció. A su regreso, fue atacado por perros y halcones, que querían un pedazo de carne.
“Ya estoy de vuelta”, dijo el muchacho mostrando su cuerpo arañado, mordido, y las ropas hechas jirones.
“Aquellos que empiezan una nueva vida queriendo mantener un poco de su vida anterior, acaban desgarrados por su propio pasado”, fue el comentario del santo.
Mirar el otro lado
Fan Chi paseaba con Confucio por el terrado de los Danzantes de la Lluvia. Allá abajo, los jóvenes ensayaban la coreografía del nuevo baile. “Ved la harmonía de sus movimientos”, comentó el maestro. “Exaltan la virtud, descubren el secreto del mal, e identifican la confusión”.
“Pues a mí la danza me parece algo superficial”, respondió Fan Chi. “¿No creéis que sería mejor que dedicaran su tiempo a meditar?”.
Y Confucio comentó: “¡Excelente pregunta! Si creemos que solo existe un camino hacia la sabiduría, pronto quedaremos exhaustos y sin entusiasmo. Sea en la meditación, en la danza, en la jardinería, o en la elaboración de vino, cualquier persona que anteponga el esfuerzo a la recompensa está exaltando la virtud. A medida que se va perfeccionando, se enfrenta con lo que hay de ruin dentro de él, y descubre los secretos del mal. Finalmente, cuando tiene un obstáculo delante, es capaz de identificarlo antes de que le cause problemas, y de este modo jamás se deja confundir”. (O) (Ver texto completo en larevista.ec)
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