Atención sin dispersión

Por Carlos Muñoz Gallardo
21 de Junio de 2015

El ritmo de vida que tenemos ha adquirido una velocidad tal que muchas veces parece superar nuestra capacidad de adaptación. No hemos terminado algo y ya estamos pensando en lo que queda por hacer. La dispersión y la falta de foco en asuntos realmente importantes y estratégicos es uno de los desafíos actuales de los miembros de las organizaciones.

Algunas manifestaciones de esto son la tendencia a pasar de una tarea a otra sin el debido discernimiento o atender varios temas en simultáneo careciendo de un análisis profundo de la realidad.

Para focalizar debidamente nuestra atención es importante darse un tiempo para distinguir lo importante de lo aparentemente urgente que reclama nuestra atención. Una vez clarificado este discernimiento es de utilidad seguir las siguientes recomendaciones: a) Darle espacio de calidad para atender los asuntos importantes; b) Identificar espacios fijos de mayor calidad para las responsabilidades de mayor importancia y otros (en los que no tenemos tanta lucidez) para despachar asuntos que no son tan relevantes; c) Evitar interrumpir innecesariamente lo que estamos haciendo (por ejemplo, cuando nos llega un e-mail o una llamada que no es urgente) pues toma mayor esfuerzo retomar la tarea. Si la meta a alcanzar es compleja, desglosarla en partes y en intervalos de tiempo más cortos que nos permitan avanzar en diversas etapas del proceso sin abrumarnos.

Muchas veces desgastamos nuestra atención en asuntos del pasado, buscando culpables de los errores en terceros o lamentándonos de lo que pudimos hacer distinto. Se trata más bien de aprender del pasado y asumir una actitud constructiva y que aporte a la solución y no simplemente al diagnóstico de lo ocurrido.

Otra distorsión es vivir anticipando futuros escenarios que quizá nunca ocurrirán. Desgastamos muchas energías, presos de nuestra ansiedad, por el miedo al fracaso o por no vernos capaces de asumir los retos que se nos plantean.

El desafío está en poder vivir con intensidad el presente, habiendo aprendido del pasado, y a su vez tener un horizonte y una visión clara que se proyecte al futuro, sustentados en ideales que le den sentido y motivación a nuestro actuar cotidiano. (O)

carlosmunoz@humane.edu.ec

  Deja tu comentario