Juntos pero no revueltos
Además del hogar tradicional formado por un papá, una mamá y sus hijos, hoy hay varias otras modalidades de familias. Las hay formadas por solo la mamá o el papá con sus hijos, por un papá y una madrastra o viceversa, por parejas unidas en segundo o tercer matrimonio, o simplemente por dos que viven “juntos pero no revueltos”, es decir, conviven a ratos pero cada uno tiene su casa.
A esta diversidad hay que agregarle una nueva versión que es la de parejas de padres separados o divorciados que se reorganizan con otra persona en una especie de “matrimonio a medias”. Es una relación en la que conviven a veces, son medio novios y medio casados, están medio organizados o medio separados..., pero no del todo. Y aunque cada uno tiene su casa, pasan la noche juntos, salen de vacaciones juntos, conviven el fin de semana con los hijos del uno o del otro, o los de los dos. Es decir son una pareja pero no son, y al final no se sabe qué es lo que son.
Puede creerse que esta situación es ideal para todos porque tienen las ventajas de una relación de pareja, pero sin las obligaciones ni las tensiones de la convivencia cotidiana entre padrastros e hijastros. Pero lo cierto del caso es que aunque esto sea cómodo para los adultos, no lo es para los niños. Ellos necesitan sentir que pertenecen a un hogar formado por dos adultos que se amarán para siempre y que estarán al frente de sus vidas hasta que sean mayores. Pero una relación a medias significa para los niños no ser parte de una familia y por eso viven en un estado de continua inseguridad y temor que los mantiene ansiosos y llenos de incertidumbres.
Además, autorizar con el ejemplo la convivencia con quien no han establecido un compromiso formal significa consentir que los hijos rijan su vida ante todo por lo que se les antoje. Me pregunto ¿qué enseñanza les deja a los niños ver que sus padres se juntan y desjuntan con distintas parejas... cuantas veces se les antoja? ¿Qué les impedirá sentirse autorizados para que también convivan con quien quieran y cuando quieran? ¿Cómo podrán ellos mantener un juramento de amor y fidelidad a su pareja el día que se casen si lo que vieron en el hogar que crecieron fue algo tan distinto?