Ayudar con los deberes escolares
Las tareas que los estudiantes traen a casa pueden sumar al estrés familiar cuando son excesivas.
Un grupo de investigadores estudió a 1.173 padres de habla inglesa o hispana en Rhode Island, con hijos desde el preescolar hasta secundaria, para analizar el impacto de las tareas escolares domiciliarias en su vida diaria.
Se focalizaron en la “regla de 10 minutos”, establecida por el sindicato de maestros NEA en 2006, que sostiene que el tiempo que deben pasar los niños haciendo tareas debe ser equivalente al año que cursan, multiplicado por 10.
Así, un niño de primer año básico no debería pasar más de 10 minutos diarios haciendo tareas, uno de séptimo puede pasar 70 minutos y uno de décimo año hasta 100 minutos.
El estudio, publicado en la Revista Americana de Terapia Familiar, encontró que los niños de primaria reciben tres veces más tareas de las recomendadas por la regla de los 10 minutos.
“El estrés familiar se incrementó a medida que aumentó el peso de los deberes y disminuyó la percepción de los padres sobre su capacidad de ayudar”, indicó el reporte, que recomienda aplicar mejor la regla de los 10 minutos y dar tareas que impliquen que los padres puedan aconsejar pero no tengan que hacer las veces de tutores especializados.
Para qué sirven las tareas
A través de estas responsabilidades, los niños aprenden a leer y seguir instrucciones en forma independiente, distribuir y organizar el tiempo, presentar bien su trabajo y dar lo máximo de sí mismos.
También ayudan a desarrollar la responsabilidad, el orgullo por las cosas bien hechas y una ética de trabajo, lo que les beneficiará más allá de los estudios. Los padres pueden ayudar dando a los deberes la prioridad correcta y enseñando buenos hábitos de trabajo.
1. Establezca un área de estudio
La mesa de la cocina o la del comedor son lugares que los niños utilizan de forma habitual para hacer los deberes; es posible que su hijo se encuentre más cómodo cerca de usted y que usted pueda darle más ánimo y ayuda.
Puede ser que los hijos mayores prefieran retirarse a sus habitaciones para trabajar, pero compruebe periódicamente que ellos se centran en los deberes y revíselos cuando termine.
El lugar debe estar iluminado, ser cómodo y estar provisto de material escolar y de consulta. También debe ser tranquilo y alejado de posibles distracciones, como la televisión, los videojuegos, el teléfono y otros miembros de la familia.
Si su hijo necesita utilizar la computadora para hacer algún trabajo, anuncie que la colocará en un lugar de uso común, en vez de un dormitorio, para desanimarlo a jugar, chatear o enviar correos electrónicos.
Considere utilizar controles parentales, disponibles a través de su proveedor de internet y en programas que bloquean y filtran contenidos inapropiados.
Averigüe que páginas de internet recomiendan los profesores de su hijo y agréguelas a la carpeta de favoritos.
2. Qué hacer y qué no
Esté disponible para apoyar y guiar a su hijo, responder a sus preguntas, ayudarle a interpretar las instrucciones de los trabajos y revisarlos cuando los termine. Pero resístase a la tentación de darle las respuestas correctas o a acabarle usted los trabajos.
Céntrese en ayudar a su hijo a desarrollar habilidades de resolución de problemas que necesitará para completar sus tareas escolares y muchas otras, y anímelo cuando se ponga manos a la obra. Si lo hace con su propio esfuerzo, desarrollará confianza en sí mismo y amor por el aprendizaje.
3. Cree una rutina de trabajo
Transmita a su hijo el mensaje de que los trabajos escolares son una prioridad principal y establezca una serie de reglas básicas, como fijar un lugar y un tiempo cada día para hacer los deberes. Y deje claro que no habrá televisión, llamadas de teléfono ni juegos hasta que termine los deberes y usted los revise.
Organice las sesiones de deberes. Algunos niños prefieren hacer primero los trabajos más difíciles (cuando están despejados y su nivel de energía mental es alto) mientras que otros prefieren hacer primero las tareas más fáciles. Si ayuda a sus hijos a enfocar los deberes de este modo cuando son pequeños, les enseñará a hacerlo por sí solos más adelante.
Permítales tomarse un descanso cuando lo necesiten y luego guíelos de vuelta al trabajo, con la mente despejada y un nivel de energía recuperado.
Enseñe a su hijo a utilizar un calendario o planificador personal para organizar el tiempo.
4. Los deberes y el mundo real
Hable con su hijo sobre cómo lo que aprende en clase se puede aplicar fuera de ella; por ejemplo, lo importante que es cumplir los plazos de entrega (como hacen los adultos en el trabajo) o cómo los temas que tratan en la clase de historia se relacionan con lo que ocurre en las noticias actuales.
¿Sus hijos reciben la cantidad justa de tareas? Coméntenos
Hijos mayores, más deberes
Cuando sus hijos crezcan, los deberes se les empezarán a acumular y es posible que les planteen retos difíciles. No necesita estar encima de ellos a la hora de los deberes, pero esté cerca por si lo necesitan. Si su hijo parece realmente agotado tras trabajar durante varias horas, sugiérale que se tome un descanso, tal vez haciendo varios tiros libres de baloncesto con usted. Cuando llegue la hora de retomar los deberes, indíqueselo y pregúntele cómo puede ayudarle.
Esté en contacto con los profesores a lo largo de todo el curso escolar para que le informen sobre sus progresos, especialmente si el niño tiene dificultades. No falte a las reuniones y esté siempre abierto al diálogo. Los profesores le informarán cómo le va a su hijo en la clase y cómo puede ayudarle a rendir más en los estudios. También puede solicitar que le mantengan informado sobre exámenes, pruebas y proyectos.
No se olvide de las técnicas de estudio. Cuando ayude a su hijo a prepararse para un examen, sugiérale utilizar tarjetas nemotécnicas para memorizar datos, tomar apuntes, hacer resúmenes y subrayar lo más importante mientras lee.
Anime a su hijo a pedir ayuda. Algunos profesores pueden ofrecer ayuda adicional antes o después de las clases y también le pueden recomendar otros recursos para ayudar a su hijo. Recuerde que en las escuelas se recompensa a los alumnos por saber las respuestas correctas, y a nadie le gusta reconocer que no las sabe. Elogie el esfuerzo de su hijo cuando trabaja duro.
No espere a recibir el reporte de las notas para enterarse que su hijo tiene problemas académicos. Cuanto antes intervenga, antes podrá ayudarlo a recuperarse.
Asegúrese de que su hijo entrega los trabajos a tiempo y anímelo a llevar un registro diario de los deberes, que les ayudará, tanto al niño como a usted, a saber exactamente cuáles son los trabajos que tiene pendientes y cuándo debe entregarlos. Si hay un trabajo en concreto que le está creando a su hijo más problemas que de costumbre, envíe una nota a su profesor comentándole esas dificultades.
Problemas de aprendizaje
Cuando un niño se queja constantemente o lo pasa francamente mal al intentar entender o hacer los deberes, es posible que haya cuestiones de mayor alcance, como los problemas de aprendizaje, el TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad) o las dificultades visuales o auditivas, que pueden estar interfiriendo en su progreso académico.
Si revisa los deberes de su hijo y habla con los maestros, podrá identificar cualquier problema de aprendizaje y abordarlo lo antes posible.
Sentar las bases
La clave para ayudar con los deberes consiste en saber cuándo intervenir. Asegúrese de que su hijo sabe que usted está disponible en caso de que surja algún problema, pero que es importante que trabaje de forma independiente. Fomente el esfuerzo y la determinación, no solo las buenas notas. Muéstrele que el aprendizaje sigue siendo importante durante toda la vida. (F)
Fuentes: AFP, KidsHealth.org