Enseñar una sexualidad responsable
Información clara y no solo médica, sino personal y relacional, es necesaria para acompañar a los adolescentes en la búsqueda de su identidad adulta.
Cada vez más jóvenes utilizan anticonceptivos cuando tienen relaciones sexuales. Aun así, muchos de ellos todavía no utilizan los métodos más eficaces o los aplican de manera incorrecta o inconstante.
Los condones, de venta libre y a veces gratuitos, son los anticonceptivos más utilizados entre los adolescentes. A pesar de ser muy importantes para prevenir enfermedades de transmisión sexual, están entre los menos eficientes para prevenir un embarazo (tasa de fallo de 18% para el condón masculino y de 21% para el femenino), solo mejores que el coito interrumpido (22%).
Los métodos más efectivos, de acción duradera y reversible, son los menos usados entre adolescentes. “Reciben mucha más información en la escuela sobre enfermedades de transmisión sexual que sobre prevención de embarazos”, dice Phillipa Gordon, pediatra en Nueva York. “No se dan cuenta de lo fácil que es para una adolescente quedar embarazada. Solo necesita de cinco a ocho encuentros sexuales sin protección para que se produzca un embarazo”.
Hablar con adultos de sexo muchas veces es vergonzoso para los adolescentes y difícil para sus padres, que delegan a maestros y doctores la tarea. Y las escuelas a menudo están paralizadas por la creencia errónea de que poner al corriente a los jóvenes sobre anticonceptivos puede alentarlos a comenzar su vida sexual.
La realidad es que, con o sin educación sexual, casi la mitad de los estudiantes de último año de bachillerato en Estados Unidos ya son sexualmente activos y necesitan información actualizada y precisa, además de acceso a anticonceptivos eficientes. Los que no están informados correctamente sobre prevención del embarazo o a los que les han dicho que deben abstenerse, son mucho más propensos a embarazarse que aquellos que reciben información sobre alternativas de control de la natalidad, incluyendo los anticonceptivos de emergencia y cómo conseguirlos. El costo puede ser un factor importante.
La situación real
Muchos adolescentes que planean abstenerse no lo logran. Como plantea David L. Hill en la página de internet HealthyChildren.org: “Los mejores estudios sobre jóvenes que hacen un pacto de virginidad sugieren que estos chicos tienen sexo tan pronto como aquellos que no lo hicieron, pero es menos probable que usen medidas anticonceptivas”.
La Academia Estadounidense de Pediatría y el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos (ACOG) han hecho un llamado urgente a sus miembros para que sostengan charlas integrales con sus pacientes adolescentes sobre salud reproductiva. Karen Gerancher, de la ACOG, dijo: “Cuando logramos llegar a ellos antes de que sean sexualmente activos o al inicio de su vida sexual, les damos el poder de tomar el control de su salud reproductiva y de prevenir enfermedades venéreas y embarazos que podrían tener un efecto permanente en el futuro que han imaginado”. (NYT)
La propuesta de la abstinencia
Todo programa de educación sexual para niños y adolescentes debe dar a conocer que “la abstinencia es la única forma de evitar un embarazo y contraer infecciones de transmisión sexual y VIH/sida”, aporta María Helena Manrique de Lecaro, máster en Ciencias de la Familia y directora de Orientar, citando a la Organización Mundial de la Salud.
Es una responsabilidad, insiste, informar que, además de la anticoncepción, los adolescentes pueden postergar su iniciación sexual. “Otras importantes motivaciones deberían centrarse no solo en lo que evitan, sino en lo que ganan mientras maduran, forjan su proyecto de vida y caminan en el amor de pareja con miras a una familia”.
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Información integral
La adolescencia no es solo una preparación para la adultez, argumenta la psicóloga clínica Cira Núñez Cañizares, sino que es una etapa de la vida con sus propias características, y su tarea fundamental es la búsqueda y estructuración por parte del individuo de su identidad adulta. La madurez sexual y el cambio corporal son parte de este proceso y precisan una atención especial.
La prevención del embarazo no deseado en la adolescencia es, en definitiva, uno de los temas a tratar con los jóvenes. “Los adultos, padres y maestros no podemos pensar que la población adolescente no tiene una práctica sexual activa; negarlo no hace que esta situación no exista”.
La creencia de que la información acerca de los métodos anticonceptivos y la sexualidad en general promueven la práctica sexual temprana es totalmente equivocada, afirma la especialista. “La información clara y extensa ayuda al adolescente a explicar sus cambios corporales y psíquicos y a tener una situación de confianza en la que pueda tramitar sus dudas e inquietudes”.
Esa información no puede restringirse a la transmisión sexual o a los métodos anticonceptivos, aclara Núñez. Los jóvenes quieren saber sobre relaciones con su pareja, con sus pares, con sus padres. Solo así podrían evitar informarse a través de fuentes distorsionadas, como la pornografía. Destaca que resulta extremadamente importante la clarificación de los índices de seguridad, puesto que entre la población juvenil se piensa que el preservativo es eficaz, cuando tiene un índice de eficiencia bastante bajo.