Escuela y hogar sustentables
Los hábitos que se adquieren en estos dos espacios permanecerán de por vida y construirán ciudadanos responsables con sus sociedades y con el medio ambiente.
Hace poco leí sobre una escuela sustentable en Uruguay. Todo, desde la construcción, hasta el currículo de educación está adaptado para convertirla en un lugar amigable con el ambiente. Y luego pienso, cuánto tendremos que esperar para que en Ecuador se dé un proyecto como este.
Pues sí, es fácil quejarse y lamentarse de que nuestra sociedad no está lista, o que la mayoría no tenemos conciencia del daño que hacemos al medio ambiente. Me puedo quejar de que cuando voy al supermercado, soy la única que lleva bolsas reusables. Me puedo quejar de que en una escuela que conozco premian al grado que lleva más botellas para reciclar, sin darse cuenta de que de esta manera están alentando al consumo de plástico. Puedo quejarme de que en mi ciudadela no hay tachos en los que se clasifique la basura. Pero está más que claro que quejarse no va a ayudar.
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Debemos pensar que hay cosas que están en nuestras manos y cosas que no. Yo puedo hacer ciertos cambios sencillos desde mi lugar, pero importante es tomar la iniciativa de hacerlo. Y algo de lo que estoy segura es de que podemos lograr lo que queremos desde la educación. Si un niño crece en un entorno que le muestra cuáles son las opciones correctas, será más fácil que las tome al ser adulto.
Sería ideal que el ámbito escolar y el familiar se unan, para tomar las mismas medidas. Sin embargo, ya sea usted profesor, padre de familia, o tenga la oportunidad de influenciar a un niño, le dejo los siguientes tips, que son fáciles de ejecutar y pueden significar el granito de arena que nuestro planeta necesita.
Sembrar un huerto
Tanto en la escuela como en la casa, es la perfecta manera de aprender sobre los alimentos y practicar la responsabilidad mediante su cuidado. Les aseguro que es realmente emocionante para un niño cosechar el alimento que él mismo plantó.
Clasificar la basura
Empezando de manera sencilla con imágenes para que los niños recuerden donde colocarla.
Ahorrar energía
Dando nosotros el ejemplo, apagando la luz al salir de un lugar y desconectando los equipos que no se utilicen.
Desechar los desechables
Por supuesto es más sencillo no tener que lavar platos y vasos, pero hagamos conciencia de toda la basura que estamos generando. Por ejemplo, evitemos usar botellas plásticas desechables, y elijamos utilizar en su lugar un termo de agua.
No forrar cuadernos y libros
Pensemos si es en realidad necesario ese fino forro plástico que le ponemos a los libros. Es un hábito que si analizamos, no tiene mayor sentido.
Donar lo que no usemos
Tenemos la costumbre de hacerlo cuando se trata de ropa. Recordemos todos los lápices, crayones, reglas, libros y otros materiales escolares que nos quedan a fin de año. Qué estamos haciendo con ellos? Hay instituciones y fundaciones que pueden aprovechar este material que probablemente terminará en la basura.
Decir no al sorbete plástico
Es un implemento totalmente innecesario, no es reciclable ni biodegradable; y lo más probable es que termine en el mar, contaminando y poniendo en riesgo la vida marina. Lo más importante es saber que podemos empezar con una cosa a la vez, pues una pequeña acción puede tener un gran impacto.
*Magíster en Educación