Viajando con las alergias
¿Cómo garantizar un paseo placentero cuando los niños son alérgicos? Considere cada detalle al momento de planificar el destino.
Las alergias más comunes son de tipo respiratorias, ambientales y alimentarias. Cabe destacar que según la organización Mundial de la Salud (OMS), cientos de millones de personas en el mundo sufren de rinitis y se estima que 300 millones tienen asma, enfermedades que afectan notablemente su calidad de vida y la de sus familias. A ello se suma el impacto negativo en el bienestar socioeconómico de toda la población.
¿Qué significa esta condición? “Es una reacción exagerada que el sistema inmunológico envía cuando la exposición a sustancias exógenas (externas) al organismo es considerada peligrosa”, explica el doctor Gregory Celis, director médico de Laboratorios Bagó.
¿Entonces cómo hacer para no renunciar a los viajes familiares?
Escoja un destino compatible
Antes de elegir el destino es importante identificar sus condiciones climáticas, ya que el niño puede experimentar reacciones a los cambios drásticos de temperatura. Si el niño sale de un sitio caliente a temperaturas extremas de frío o nevada, esta variación dispara una reacción refleja en la vía respiratoria y puede presentarse un espasmo de los alvéolos (sacos de aire en los pulmones), que se pueden acompañar algunas veces de urticaria en zonas expuestas como manos, cuello y cara. En el caso de niños asmáticos, la enfermedad podría agudizarse desde una dificultad leve para respirar hasta una bronquitis alérgica e incluso un cuadro severo de falta de aire.
En zonas de verano o primaverales, la sequedad del ambiente genera la liberación de esporas y polen. Este tipo de ambiente activa las alergias por aspiración. Para evitar esta situación, los niños deben, en lo posible, alejarse de zonas de plantas, árboles y césped, así como de lugares donde existan insectos, ya que una picazón podría generar hinchazón o urticaria descontrolada. Para proteger aún más al niño, debe usar de manera obligatoria protector solar, repelente recetado por su pediatra y gafas de sol.
Lleve un botiquín extra
Se recomienda llevar siempre los medicamentos, tanto en las maletas de los padres como del niño. Esto para contar con más cantidad de medicinas fuera de lo necesario. “Nunca sabemos qué eventualidad podría suceder y tal vez estemos más tiempo fuera del previsto” señaló Gregory Celis. De modo que si el menor es asmático, se cuenta con dos nebulizadores para enfrentar repetición de crisis asmáticas, ya que no es seguro contar siempre con una farmacia cerca o asistencia médica.
Eduque a todos antes del viaje
Una alergia no se cura, sino se controla; la educación es el pilar fundamental para sobrellevar la alergia. Es así que es responsabilidad tanto de los padres como de las personas con quienes el niño comparte las vacaciones conocer las medicinas del paciente, así como la sintomatología del tipo de alergia.
Si el niño viaja solo, es fundamental que lleve los medicamentos en el equipaje de mano. Y que los responsables conozcan cómo administrarlos.
Chequee el vehículo
Si el paciente viaja en auto, todo debe estar muy limpio. Antes de que suba al vehículo es recomendable abrir las ventanas y prender el aire acondicionado al máximo de 7 a 10 minutos para expulsar todo el polvo que haya dentro.
En el caso de viajar solo en avión, los padres tienen que informarse sobre la política de alergias. Si el infante es intolerante a algún alimento, se puede reservar un menú diferente. Además, no hay que olvidar que el niño no puede estar cerca de fumadores.
Identifique la sintomatología
Cada alergia tiene una característica diferente. En el caso de los alimentos, una reacción alérgica evidencia problemas gastrointestinales, dolor en la boca del estómago, malestar general, picor y brotes en la piel. En los niños con asma se presenta dificultad al respirar, opresión torácica y tos seca. Y en el caso de rinitis a alérgenos como ácaros, polvo, polen, la aspiración produce picor en la nariz, acompañado de estornudos repetidos y lagrimeo.
Celis subraya la importancia de atender a las reacciones del niño como un tema serio; existen estudios que demuestran que una rinitis puede presentar un evento asmático. De ahí la relevancia de que los padres se cercioren con el pediatra si el niño padece asma. Otro aspecto vital es atender el componente hereditario, ya que los genes predisponen a los hijos a desarrollar las mismas alergias.
Revise bien el menú
Las alergias alimentarias son muy comunes durante los viajes. Por ello es obligatorio prestar atención a los productos que se van a consumir, así como la sensibilidad de los padres a los alimentos, ya que existe la probabilidad que el niño también la padezca.
La Autoridad Europea sobre Seguridad Alimentaria (por las siglas EFSA, European Food Safety Authority) identificó los catorce alimentos que provocan una alta incidencia alérgica, que son: cereales que tengan gluten (trigo, centeno), crustáceos, huevo, moluscos, pescado, maní, lácteos, soya, frutos secos (almendras, nuez, pistacho, avellana), apio, mostaza, ajonjolí, alimentos con preservantes y chochos (en Ecuador no es tan común ser alérgicos a los chochos de seguro por nuestra predisposición genética, los hemos consumido desde tiempos ancestrales).
Actualice el informe médico
Para lograr un viaje sin emergencias, se sugiere salir con un informe médico actualizado, medicinas necesarias y seguro médico en regla. Una identificación temprana podría facilitar aún más las cosas.