¿Aprender más rápido?
Usa tu cuerpo. ¿Alguna vez has tratado de “visualizar” un problema? ¿Te has “aferrado” a alguna idea? ¿O has “barajado” diferentes opciones?
El lenguaje del aprendizaje está lleno de referencias a partes del cuerpo distintas al cerebro.
Tal vez esas expresiones sugieran algo más profundo. Los investigadores están descubriendo que el aprendizaje resulta más fácil, rápido y duradero si las lecciones incluyen el cuerpo además de la mente, ya sea gesticulando con los brazos o caminando por una habitación.
¿Pueden estos descubrimientos mejorar la enseñanza y el aprendizaje en el futuro? ¿Deberían afectar al uso de la tecnología en las aulas? En cierto sentido, la idea de que el cuerpo puede contribuir al aprendizaje no debería ser una sorpresa. Muchos de nosotros empezamos a comprender aritmética básica contando con los dedos.
“En el pasado, se ha argumentado que, a medida que aprendemos, mejoramos nuestra capacidad de pensamiento abstracto”, explica Andrew Manches, maestro y psicólogo de la Universidad de Edimburgo, en Reino Unido.
“Los niños pequeños se apoyan en objetos físicos, pero si ahora me piden en una reunión que resuelva una operación y yo saco unos bloques para ayudarme, evidentemente parecerá absurdo”.
Convencionalmente, podría haber una inclinación a pensar que los profesores deberían ayudar a los niños a abandonar los objetos físicos y la gestualidad para prepararlos para el mundo adulto.
Pero lo cierto es que el mundo físico nunca abandona nuestra mente. Por ejemplo, cuando procesamos verbos como lamer, dar patadas o agarrar, los escáneres médicos muestran que las partes de nuestro cerebro que controlan los músculos de nuestra cara, piernas y manos, respectivamente, se iluminan con la actividad.
Y hasta el concepto más abstracto puede tener una base en el mundo real.
Cuerpo y mente
La ciencia empieza a respaldar la idea de que, en el aula, las acciones dicen más que las palabras. Spencer Kelly, un psicólogo de la Universidad Colgate de Hamilton, Nueva York, ha descubierto que las personas gesticulan tres veces más cuando consideran que es importante comunicar su mensaje, lo cual sugiere que, incluso aunque solo sea a nivel subconsciente, apreciamos el valor comunicativo de nuestro lenguaje corporal.
Kelly también ha encontrado pruebas de que a la gente les gustan más los profesores que utilizan movimientos de los brazos y de las manos para dar énfasis.
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