Brunch
Este estilo de servicio ya no es ninguna novedad. En casi todos, por no decir en todos, los hoteles de las cadenas internacionales se ha implementado y lo han adoptado también muchos restaurantes, en vista de la aceptación del público.
Igual que ocurre con el buffet (en francés) o bufé, en castellano, la modalidad es la del ‘tenedor libre’, así se conoce en Europa este estilo de alimentación en la que los comensales disfrutamos del autoservicio.
El servicio brunch se originó en los Estados Unidos y aunque el horario estuvo inicialmente destinado para atender de nueve a doce del día, actualmente muchos hoteles, especialmente de América Latina, lo tienen desde las seis de la mañana, con todas las especialidades locales y mucho de los desayunos americano y continental.
El término brunch es una contracción de las palabras breakfast (desayuno) y lunch (comida ligera), ambas del idioma inglés; generalmente está dispuesto para los feriados y domingos.
No le sirva a nadie, recuerde que es una selección de orden personal y puede hacerlo cuantas veces desee.
Debe formarse en línea para ser atendido por personal debidamente capacitado para esta función. Sea paciente y respetuoso con los que están delante de usted. No empuje ni se muestre ansioso.
Recuerde que puede hacer múltiples visitas a la mesa del brunch, pero evite el ‘Chimborazo de arroz’.
Lo ideal es servirse tres preparaciones distintas en el plato, nunca más de cuatro.
Eso de servirse camarones, guatita, salchicha, fritada, seco de pollo, arroz amarillo, humita y bolón, es de muy mal gusto. La mezcla de sabores no permite el disfrute de cada preparación.
El brunch es una comida informal, permite reunir a la familia y amigos en un ambiente distendido.
Es ideal para los viajeros, que después de un largo vuelo llegan a su destino en la mañana del domingo.
También para los trasnochados. Nada mejor que encontrar esa variedad de ceviches para el ‘chuchaqui’.
La intolerancia a determinado producto comestible no es tema de conversación. No se exceda en comentarios sobre sus restricciones.
Si no le corresponde a usted pagar la cuenta, no debe estirar su cuello, cual jirafa curiosa, para descubrir el valor total.
Ya saben: “En la mesa y en el juego se conoce al caballero”. (O)