Día de Acción de Gracias
Cuenta la historia que allá por 1620 llegó a las costas de un pueblecito del estado de Massachusetts, un barco transportando a cientos de inmigrantes que en busca de mejores días, habían dejado Inglaterra e Irlanda.
Se podría decir que fueron los primeros en conquistar el ansiado sueño americano, y lo hicieron gracias a la ayuda de los nativos que no solo los recibieron en sus tierras, sino que los guiaron para que puedan producir buenas y abundantes cosechas.
Los recién llegados organizaron una gran comida a manera de reconocimiento. Era una forma de decir “Gracias a la vida que me ha dado tanto”, como cantara Mercedes Sosa. Esto es lo que se conoce como el Día de Acción de Gracias, en los Estados Unidos y Canadá.
• Se dice que uno de cada tres ecuatorianos tiene un familiar en los Estados Unidos. Si este es su caso, una notita con buenos deseos por esta celebración siempre será bien recibida.
• Si es usted quien ha decidido hacer una invitación con este motivo, recuerde que para cualquier celebración hay que poner atención a los detalles. Ordene con anticipación los platos, según el número de invitados que tenga. Igualmente cubiertos, vasos, copas y servilletas.
• Si recibe una invitación y tiene limitaciones en la comida, hágalo saber con delicadeza. Nada de imposiciones.
• Pregunte si es procedente que usted pueda contribuir con algo como helados o un cake; pero pregunte.
• Si no lleva nada de comida puede hacerse presente con un pequeño regalo para su anfitrión. Vaya a la librería más cercana y encontrará novedades nada costosas.
• Si quiere llevar una buena selección de quesos, galletas artesanales o chutneys, siempre esto es bien recibido.
• No se meta a la cocina si no le han pedido ayuda. Sea prudente. Guarde distancia.
• No se sobredimensione diciendo que el pavo, plato principal de esta celebración, está “espectacular” si su paladar le dice lo contrario. No hay necesidad de llegar a esto, es una falsedad que no se justifica.
• Si hay que ayudar a recoger la mesa, hágalo pero con discreción.
La decisión del presidente Teodoro Roosevelt, en 1941, determinó que el cuarto jueves de cada mes de noviembre sería el dedicado al Día de Acción de Gracias. Aquí, aunque no tengamos la tradición, vamos a presentar un “pavollo” guarecido con abundantes vegetales, alzar los ojos al cielo y decir “gracias, Señor”. (O)