Frente al dolor

Por Mariquita Noboa
24 de Abril de 2016

Los hechos que la naturaleza presenta de manera fortuita nos pueden enfrentar con momentos de tristeza, angustia y dolor.

Si le toca el momento de comunicar sobre el fallecimiento de un familiar o amigo cercano, debe hacerlo con tacto.

Hay que considerar la edad y circunstancias de la persona a quien se le da la infausta noticia. Nunca se sabe cómo van a reaccionar los deudos. Manténgase sereno y con el mayor nivel de respeto. Evite abundar en detalles innecesarios que podrían llenar de más dolor a los deudos.

Si la defunción se produjo por desastres naturales, sea cauto. No pregunte por situaciones que solo ocasionan más tristeza.

Los primeros asientos están destinados para los familiares más cercanos, a quienes hay que acercarse antes que a nadie.

Si no le es posible asistir personalmente para dar las condolencias, porque el velatorio se realiza en otra ciudad, puede hacerlo por escrito. Hay dos formas, la una es enviando una comunicación el día de las exequias y la otra, enviar una tarjeta posteriormente. No se trata de ser anticuado, solo deje que su corazón hable a través de sus letras.

También puede ordenar flores para ser expuestas en el tiempo del funeral. Debe adjuntar una tarjeta, tamaño visita, con su nombre. Cuide que no sea una tarjeta de presentación profesional, esto no es apropiado. Solamente no es aconsejable hacerlo cuando en la esquela se advierte que la familia prefiere que se hagan donaciones a una casa de oración u hogar de ancianos, en vez de las flores.

En caso de asistir a la sala de velaciones, no hay ninguna obligación de ir hasta el féretro. Acérquese al libro de registro de asistencia y deje constancia de su presencia. La modalidad, según los países, varía. Algunos libros presentan tamaños especiales para escribir una reseña, otros simplemente un espacio destinado para el nombre y la firma.

El pésame no se da por teléfono, mensajes de telefonía celular o WhatsApp. Se justifica solamente entre familiares, amigos muy allegados o circunstancias catastróficas.

Recuerde que los familiares están llenos de dolor; no es aconsejable preguntar por situaciones delicadas. Mantenga una actitud receptiva. Acompañar a los deudos, días después del sepelio, puede servir de consuelo, pero no haga preguntas indelicadas, solamente muestre su mejor disposición de aprecio.

El pésame es una obligación de los amigos, y ser solidario es la mejor demostración de caridad humana. (O)

mtnoboa@hotmail.com

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