Para una próxima ocasión
Si después de recibir ese derroche de tolerancia, paz y bondad que nos dejó el santo padre Francisco, usted está soñando despierto que alguna vez va a estar con un sumo pontífice, debe prepararse y saber lo siguiente:
• Una cosa es el trato social entre amigos o familiares, y otra muy diferente la conducta que se debe mantener frente a personalidades de alto nivel. Es aquí donde se aplica el protocolo, una situación que lejos de ser incómoda o molesta, más bien nos guía y nos permite conocer qué se debe hacer y qué no nos está permitido hacer en determinadas circunstancias.
• Si usted es designado para formar parte de la delegación de su escuela, agrupación cívica, ciudad o en calidad de funcionario, debe mantener compostura. No hay que estar brincando de aquí para allá. Sus acciones y palabras deben estar en armonía con la alta dignidad eclesiástica a quien tiene el privilegio de saludar.
• En el caso concreto de la primera autoridad de la Iglesia católica, el saludo no puede ser “un abrazo de oso”. Lo que procede es una genuflexión, como señal de respeto. Que nadie se sienta minimizado o disminuido por doblar la rodilla y hacer una ligera venia. Por el contrario, enaltece su condición.
• La vestimenta es parte primordial, tanto para damas cuanto para caballeros. Las señoras deben vestir faldas, nunca pantalones. El traje debe ser formal, esto es, con los hombros cubiertos y elegir tonos oscuros, ya que el color blanco no es lo adecuado.
• Los señores están obligados a usar corbata, como signo de formalidad. Si prescinde de ella está en el rango del sport wear, contraviniendo normas del buen vestir.
• Si usa sombrero, debe quitárselo inmediatamente al ingresar a una recepción. No debe mantener diálogo alguno con el sombrero sobre la cabeza, a no ser que esté cabalgando, lo que significa que está a cielo abierto.
• Selfie. ¡Qué dicha tomarse una selfie con el papa! Estaría muy bien hacerlo solamente si se está departiendo en el plano de la informalidad, como ocurrió en los almuerzos privados.
• Al estar en el interior de una iglesia, no se suba a las sillas para captar fotografías. No solo que irrespeta el lugar, está contraviniendo también la más elemental norma de cortesía, el respeto a los demás.
Así como “una foto vale más que mil palabras”, su comportamiento prudente y delicado, según la ocasión, revela su buena educación.
Entonces, los jovencitos, a prepararse para la próxima visita papal. Él ya lo dijo: “Hasta la vuelta”. (O)