Amar a dos... ¿es posible?

09 de Febrero de 2014

Hay que dar lo mejor de uno mismo al ser amado. Mientras el amor de pareja es exclusivo, hacia el prójimo es servicio.

Amar es una palabra fuerte, profunda y quizás la más repetida por muchas personas cuando mantienen una relación de pareja. Pero, en realidad, son pocas quienes conocen el verdadero significado.

Para la columnista Ángela Marulanda, educadora familiar, amar no es solo un sentimiento. Amar de verdad es una decisión que consiste en dar lo mejor de uno mismo al ser amado y esta es la que genera una serie de conductas.

“Una persona puede amar a sus padres, a sus hijos, a sus amigos... Pero cuando se trata de ese amor de pareja, de sellar el compromiso de exclusividad llamado matrimonio o unión, solo se debe amar a una sola persona, porque a nadie le gusta compartirla. De lo contrario, eso se llama deslealtad”.

El fundamento del amor conyugal, agrega, no es el enamoramiento, sino la integridad. Esta es la que anima a ser fieles a la decisión de amarse a pesar de las diferencias que pueda haber entre la pareja; a ver las cualidades y no las debilidades del otro; a centrarse en lo que pueden dar y no en lo que esperan recibir; a valorar los detalles y perdonar los errores; a gozar los momentos felices y a superar los difíciles.

Frases como ¡yo amo a las dos! o ¡yo amo a los dos!, agrega, significan infidelidad y esta trae como consecuencia emociones devastadoras, tanto así como las produce la bigamia.

En los EE.UU., por los años 70, explica Marulanda, inventaron el llamado matrimonio abierto. Consistía en que las parejas, marido y mujer, podían hacer un acuerdo para tener relaciones sexuales con otro u otra pareja. Pero con el único requisito de contarle cuándo esto iba a suceder, de manera que el matrimonio se iba a reforzar.

Sin embargo, menciona, algunos grupos que lo intentaron implementar se hundieron en el desastre. “Esto generó una cantidad de problemas, ya que el amor de pareja para que sea estable debe ser exclusivo. Además, el matrimonio abierto es amoral”.

El fundamento del amor conyugal no es el enamoramiento, sino la integridad. Esta es la que anima a ser fieles a la decisión de amarse a pesar de las diferencias que pueda haber entre la pareja”.
Ángela Marulanda

Costumbre o comodidad
La psicóloga clínica Cecilia Chávez Bowen de Larrea, experta en orientación familiar y terapia de pareja, explica que en su consulta particular son muy pocos los pacientes que piensan estar enamorados de dos personas a la vez. La mayoría cree que ha dejado de amar a su pareja actual y la siguiente apareció justo en esa coyuntura.

En los pocos casos que han dicho sentir igual amor por ambas mujeres o ambos novios, agrega, a la larga se ha visto que una pareja se mantiene por costumbre y hasta por comodidad, porque acepta el tiempo que se le dedica, sin hacer problema. No hace falta definir la situación porque no hay reclamos. Es más, quienes llegan a consulta no van por ese tema porque no lo viven como problema.

Chávez no cree que se pueda amar a dos personas como pareja. A una la puede amar y la otra simplemente puede ser una ilusión, pasión o compromiso. Lo que suele ocurrir es que, generalmente, se complementa entre dos a la mujer o al hombre perfectos. El segundo amor viene a llenar un vacío o completar las cualidades que se desean. Incluso, a veces “encajan” en el lado oscuro u oculto de la personalidad, lo que no es aceptado socialmente.

Según Mónica Llanos de Mora, psicóloga clínica y orientadora familiar, las personas que dicen amar a dos como pareja poseen sentimientos de inseguridad, baja autoestima, inestabilidad emocional y/o conflictos emocionales no resueltos. “Son fácil presa de una relación doble, ya que inconscientemente esta relación simultánea la ven y experimentan como un reto y aventura que compensa sus carencias emocionales”.

Además, agrega, los hace sentirse importantes, seguros y necesitan compulsivamente de nuevas emociones, como creer tener el control, sentirse indispensables o simplemente experimentar el éxtasis de la etapa de enamoramiento que suele darse en la primera fase de toda relación, la cual al diluirse buscarán nuevamente otra relación.

TESTIMONIOS

Ama a sus dos mujeres
José, de 49 años, asegura amar a sus dos mujeres. La primera, porque es la madre de sus hijos mayores, alguien dedicada, cariñosa, siempre lo trata bien y es el nexo para mantener una buena comunicación con sus hijos y no tener problemas. Mientras, a la segunda asegura amarla porque le da mucho amor, se preocupa por él, nunca ha hecho diferencia con sus hijos mayores y con los que ambos tienen, porque daría su vida por él. Por eso a ella nunca la cambiaría.

Ama a su exnovio
Sandy, de 30 años, aún ama a su primer novio con quien se iba a casar, pero él embarazó a una chica y tuvo que casarse. Años después, Sandy también se casó y tuvo una hija. Hace meses se reencontró con su exnovio y tienen un romance. Dice amar a su esposo por ser un hombre bueno, generoso y buen padre, pero también a su ex por ser el amor de su vida.

Tentaciones que aparecen
Cuando alguien dice amar a dos como su pareja, es porque algo anda mal en la relación. Sucede, dice Chávez, porque todo vínculo necesita revivir la pasión cada cierto tiempo y seguir un proyecto conjunto y compartir intereses.

“Una pareja que se ha distanciado y que solo actúa como padres de familia o como socios, que ya no se divierte junta o evita pasar tiempo a solas, ha perdido la esencia de lo que es ser pareja: necesidad de estar cerca, de intimidad (física y emocional)”.

Es entonces, dice, que las tentaciones pueden aparecer en una persona vulnerable y llegar a darse un sentimiento fuerte que cause confusión hasta llevar a terminar una relación de años que cayó en la rutina.

También puede ocurrir, dice, como en la novela Doña Flor y sus dos maridos, del escritor brasileño Jorge Amado. “Doña Flor llenaba sus vacíos pasionales con el recuerdo y la imaginación. Con su actual esposo no se sentía plenamente satisfecha y por esa razón recurría, en su mente, al esposo fallecido”.

Al respecto, dice el doctor Samuel Merlano Medrano, especialista en psicología clínica y terapia individual y de pareja, en la novela de Doña Flor se puede ver claramente lo que ya Freud en el siglo pasado mencionó sobre las luchas inconscientes entre el Ello (pulsiones de erotismo o muerte) y el superyó (del deber, lo correcto, la formalidad y aceptación social).

Según el creador del psicoanálisis, agrega, siempre las personas creen sentirse insatisfechas en una relación, y se sentirán confundidas cuando existen dentro de ellas otras fuerzas ocultas que las “obligan” a tener nuevas relaciones que les dan la “alegría, pasión y satisfacción”. Freud recomienda que las personas pasen por un proceso de psicoanálisis para que estén conscientes de lo que busca su inconsciente.

Amar al prójimo
Merlano, al igual que Ángela Marulanda, piensa que una persona puede amar también a otras personas, como son familiares, amigos e incluso a enemigos, ya mencionado por Jesús. Y este tipo de amor resalta el nivel de espiritualidad en que se encuentra la persona y pone a prueba el verdadero amor.

Para el Maestro, no hay recompensa o méritos al amar a los que son fáciles de amar, porque todo el mundo lo hace, sino a los que son difíciles de amar y nos desean el mal (Lc. 6,27-36). “Jesús es quien lleva el amor en su máxima expresión y de desafío, porque lo transmite a través de su ejemplo”.

El amor, agrega, viene de la misma fuente del ser humano, pero se expresa de manera diferente a las distintas personas. El amor a los padres conlleva más respeto, honra, reconocimiento y consideración; hacia los hijos se expresa más en la educación, cuidado, protección; hacia los amigos, a través del diálogo, acompañamiento, confrontación y ayuda.

Ejemplos fueron María Teresa de Calcuta, Mahatma Gandhi, Martin Luther King. Cada uno a su estilo y con visiones diferentes expresaron compasión por los demás. “Este tipo de amor, llamado ágape, viene de fuente divina y tiene un solo propósito: servir a los demás”.

Por último, todas las personas que tienen convicciones divinas saben que el amor hacia al prójimo es lo que cura heridas y sana dolores y traumas del pasado. Por esa razón, ellas tienen toda la convicción, de los resultados que se verán a través de los años.

Resolver confusión

Entendiendo que no es posible como pareja amar a dos personas al mismo tiempo, la psicóloga Toyi de Jácome sugiere las siguientes pautas para encontrar respuestas a posibles confusiones:

  • Afírmese más en su pareja. Hay que avivar el fuego que hay en ustedes manteniendo los detalles que los enamoraron el uno del otro. Por ejemplo: una cena romántica con la luz de las velas, una huida solos a la playa.
  • Hacer un psicoanálisis de usted y reorganizar sus pensamientos y sentimientos en relación a su pareja.
  • Haga una autoevaluación de su vida en función a sus sentimientos para con su pareja.
  • Apártese de las tentaciones, no establezca contacto con su pasado.
  • Cierre las puertas a posibles recuerdos de su pasado.
  • Sea transparente con su pareja y menciónele acerca de las luchas que tiene con relación a personas que tuvieron que ver con usted en lo sentimental.
  • Realice un inventario de características positivas que encuentra en su pareja para que le ayude a pesar en la balanza y salga en victoria de cualquier confusión.
  • Busquen ayuda profesional y espiritual juntos.
  • Planeen tener una renovación de votos para recordar su pacto matrimonial.

 

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