Conectados con los hijos

Dos pilares importantes para la comunicación entre padres e hijos son la comunicación y el ejemplo. Cuando los  padres escuchan a sus hijos, les están enseñando a escuchar a sus padres.

En un sondeo realizado entre personas que cumplen diferentes roles dentro de su familia, ante la pregunta “¿qué se necesita para tener un hogar feliz?”, además de respuestas como amor, respeto, comprensión... hubo otras más precisas, como buena comunicación con la pareja, procurar estar enterado de todo lo que le importa al círculo familiar, tratar de siempre ser honestos, fomentar el amor a Dios dentro de la familia, establecer las reglas de cómo debemos comportarnos entre nosotros, dedicarle tiempo a cada uno de los seres que habitan en ese hogar...

Y se destacaron estas dos reflexiones: “Padres: escuchar a sus hijos para que los hijos aprendan a escuchar a sus padres” y “Tenerles paciencia a los hijos en cada etapa de sus vidas, para así poder educarlos con virtudes y con carácter para que asuman responsabilidades en la vida”.

Escuchar y tener paciencia

Aun estando conscientes de lo mencionado, con frecuencia la comunicación entre padres e hijos se torna difícil. Por estrés, falta de tiempo u otra circunstancia, hay papás o mamás que para zanjar un diálogo incómodo responden: “Porque sí”, “porque yo lo digo y punto”. Pero es el adulto el llamado a guiar, a ser el ejemplo; por lo tanto, necesita ser sereno y reflexivo para mantener la armonía y el respecto entre todos los miembros de la familia.

¿Cuántas veces tratamos a nuestros seres queridos, esos que decimos que son la razón de nuestra existencia, con menos paciencia de la que le ofrecemos a nuestro jefe, al compañero de trabajo, a un cliente...?

A los hijos se les debe hablar con calma, explicándoles las razones de por qué deben obedecer y cuáles serían las consecuencia de no hacerlo. Y responderles con la verdad, con palabras comprensibles para su edad.

La interventora familiar Lcda. Judith Vintimilla dice que los pilares fundamentales para la comunicación son dar ejemplo y poner límites. Mientras que la psicopedagoga Miriam Muñoz de Pazmiño recomienda que se cultive la comunicación con los hijos desde que estos son bebés, así cuando les llegue la etapa “sensible” de la adolescencia, no habrá conflicto que no se pueda arreglar con una conversación en la que prime la real disposición para escuchar y comprender.

‘Tenemos que hablar’

El diálogo es propicio en todo momento, no solo cuando las cosas no van bien y surge el inevitable llamado de “tenemos que hablar”. Es igual de importante estar enterados de cómo les fue en el partido, en la fiesta, en la salida al cine, así como de cuáles son sus temas favoritos, de qué hablan con los amigos... En fin, interesarnos en qué andan nuestros hijos.

Y por supuesto, hay que corregirlos y, de ser necesario, castigarlos de acuerdo con la falta cometida, porque es natural que se equivoquen, que quieran evadir sus responsabilidades o falten a las reglas impuestas en el hogar o en el centro de estudios. Pero la corrección tiene que ser específica y concreta, hecha con cariño y respeto, sin precipitaciones; debe realizarse como acompañamiento para que el hijo se sienta protegido y confiado en que tendrá el consejo oportuno.

¿Y qué pasa cuando los padres escuchan de su hijo algo que no esperaban, que sobrepasa lo que pueden estar dispuestos a tolerar debido a sus convicciones? Vintimilla recomienda “buscar ayuda profesional para investigar las causas de comportamientos que pudieran estar originándose por factores externos al hogar y buscar la manera de solucionarlos”.

Entender las necesidades o razones del otro es de vital importancia para lograr una comunicación asertiva y reforzar los lazos afectivos entre los miembros de la familia.

Fomentar la comunicación

Para posibilitar un diálogo más efectivo entre padres e hijos, Muñoz sugiere:

• La comunicación debe ser abierta, procurando que haya empatía. Una frase de acercamiento podría ser: “Cuando yo tenía tu edad...”.

• Se le debe dar el tiempo necesario al niño o adolescente para que entre en confianza durante la conversación y exprese sus miedos, que hable de lo que le molesta o le preocupa.

• Evitar interrupciones, (gritos, amenazas, juzgamiento, etcétera).

• Procurar ser la persona en la que los hijos pueden confiar, conservando siempre el principio de autoridad.

• Para facilitar la relación entre padres e hijos se deben realizar actividades en familia que impliquen satisfacción, ambiente de estabilidad.

• En caso de separación o divorcio, los padres deben evitar querer ganarse el apoyo de los hijos, hablando mal el uno del otro o haciéndoles sentir cuánto necesitan que se pongan de su parte.

• Todos los hijos necesitan apoyarse en ambos padres para salir adelante en la vida, por lo tanto, deben tener buen concepto de papá y mamá.