Ira contenida
Siempre es necesario descargar el excesivo enojo que se siente, pero sin agredir a los demás.
Todos en algún momento hemos sentido ira. La diferencia entre unos y otros es la intensidad y el manejo de esta emoción humana. Sin embargo, cuando alguien pierde el control, el enfado se vuelve destructivo. El filósofo latino Séneca (2 AC-65) dijo: “La ira es un ácido que puede hacer más daño al recipiente en el que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte”.
Él no estuvo lejos de la verdad. Según la psicóloga clínica Silvia Cordero Encalada, este sentimiento muchas veces está cargado de violencia e indignación y tiene diversidad de respuestas. La persona que la experimenta suele ser agresiva, irascible, insegura, con predisposición a enfermarse de cuerpo y mente, más cuando la ira está contenida.
Camila, de 45 años y madre de cuatro hijos, cree que la ira varía en intensidad y puede pasar de una molestia e irritación leve a intensa con furia y rabia. Ella, asegura, se enoja demasiado cuando alguno de los chicos obtiene una mala calificación o hace algo indebido, aun advirtiéndoles de las consecuencias. Entonces, al no poderlos castigar y menos insultar, prefiere contener su ira en ese instante.
“Siento como si estuviera hirviendo por dentro y para tranquilizarme me voy al patio de mi casa y luego de un momento me meto en mi cuarto para descargar mi enojo lanzando una pelotita a la pared, siempre que no me vean mis hijos. Luego respiro y los busco para hacerles nuevamente reflexionar acerca de lo mal que se portaron”.
Otras veces, agrega, contiene su ira en las oficinas públicas. Le sucede cuando funcionarios no la atienden de inmediato por estar conversando con un compañero de al lado. “Un día me enojé con una empleada, pues le hice ver el mal servicio que estaba dando. Pero se desquitó conmigo al no darme una cita importante de salud”.
Origen del sentimiento
La ira, dice Cordero, se debe a varios factores. Puede ser una respuesta natural de atacar o huir de una amenaza o daño percibidos, por frustraciones personales, por ser víctima de actos injustos o por excesiva carga física o mental. También se puede originar por ansiedad, depresión o por sentimientos hostiles aprendidos.
La Asociación Americana de Psicólogos dice que la ira no expresada puede conducir a expresiones patológicas como el comportamiento pasivo-agresivo (desquitarse de personas indirectamente, sin decirles qué, en lugar de enfrentarlas) o una personalidad que parece perpetuamente cínica y hostil.
“Las personas que están poniendo constantemente a otros por el suelo, criticando todo y haciendo comentarios cínicos no han aprendido a expresar la ira de manera constructiva. No es sorprendente, no es probable que tengan muchas relaciones exitosas”.
Según el psicólogo clínico Samuel Merlano, además de los factores externos o ambientales que pueden generar ira en las personas, esta puede tener origen en factores de índole biológico, ubicado en el sistema límbico del cerebro, es decir, del hipotálamo y la amígdala, ya que son los responsables de los sentimientos del individuo. Alguna lesión o deterioro funcional puede crear desorden de las emociones y por ende la ira.
Muchas personas, indica Cordero, pueden manifestar aumento del ritmo cardiaco y de la presión arterial, pues la elevación de los niveles de adrenalina y noradrenalina estimula al sistema cardiovascular.
“Investigaciones vinculadas a la salud muestran que al aumentar la adrenalina, esta erosiona las paredes de los vasos sanguíneos y se depositan los ácidos grasos en la parte dañada, dando lugar a obstrucciones y trombos, así como a un aumento de la presión, todo lo cual está contraindicado para el corazón”.
También pueden presentar colitis nerviosa, depresión mayor, dolores de cabeza intensos, entre otros. Por eso, explica la psicóloga, si no se tiene un manejo adecuado de la ira, las consecuencias también pueden llevar a un desgaste de energía anímica y a problemas psicológicos, lo cual desata inconvenientes en las relaciones interpersonales o sociales.
Una ira mal manejada, refiere Merlano, puede provocar la muerte a ciertos individuos, debido a problemas cardiacos, derrames cerebrales, aneurisma, entre otros problemas físicos de alto riesgo.
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Derecho a expresarla
Las personas tienen derecho a expresar su ira o rabia contenida. Lo importante, menciona Cordero, es cómo lo hacen y cuál es la respuesta y orientación que se le da a ese tipo de descarga. Una manera de ayudar a quienes la sufren es haciéndoles tomar conciencia de su estado. Se les puede decir, por ejemplo: “Usted tiene derecho a expresar su ira” o “Su ira contenida puede ocasionar efectos dañinos, por ello debe expresarse de manera adecuada y proporcionada para producir una descarga emocional en beneficio de su salud”. También decirles: “Una ira incontrolada puede afectarles negativamente a usted y a sus familiares”.
Agrega que es fundamental que desarrollen seguridad emocional, porque esta permite controlarse. Por lo tanto, la expresión de la ira contenida puede ser ‘constructiva’. El secreto es expresar sin perder el control. Si esta se controla, la persona tendrá mayor seguridad y asertividad. De hecho es bienestar descargar la ira o rabia”.
Merlano considera que las personas deben autoconocerse para saber qué circunstancias provocan dichas emociones, porque si no conocen esos estímulos serán víctimas de las circunstancias y siempre les echarán la culpa a los demás de lo que sienten.
Expresiones como ¡usted me saca de casillas!, ¡estaba bien hasta que llegó cierta persona! son dichas por quienes piensan que su ira es culpa de situaciones externas y no se dan cuenta de que no saben cómo manejar esas emociones.
Un ejercicio recomendable para conocer las emociones de ira, agrega, es anotarlas diariamente por una semana, considerando qué las provocaron. Así las personas pueden evitar eventos que las hacen enojar y lograr mayor autocontrol.
Por último, menciona, es recomendable que la persona, cuando se sienta enojada, lo exprese a diario y mesuradamente. De esa manera evitará la acumulación de emociones fuertes, que generan mucho dolor, heridas y resentimientos. (F)
Alivie el enojo
La psicóloga clínica Silvia Cordero Encalada da algunas recomendaciones para aliviar el enojo contenido:
• Respire lenta y profundamente.
• Realice algún tipo de deporte para descargar ese tipo de energía anímica.
• Empiece a conocer y manejar sus propios sentimientos.
• Detecte los pensamientos y comportamientos cuando la ira empieza a dominar (tono de voz demasiado elevado, palabras soeces, etcétera) y busque una pronta reparación (salga a caminar, ponga una película de comedia, llame a una persona en la cual puede confiar, etcétera).
• Si sus iras son frecuentes, piense en dos acciones que le tranquilicen y empiece a ejecutarlas en menos de quince días (ejemplo: realizar un curso de pintura, yoga, ir al gimnasio, u otros). Busque apoyo profesional si es consciente de que no puede manejarse solo/a.
• Evite enfadarse y desatar la ira contenida con las personas que no tienen nada que ver con su sentir.