¿Jerga ‘chafa’?
Adultos de hoy, acuérdense de las palabras que usaban para despistar cuando eran chicos.
Jóvenes y adolescentes, cada tanto, van acomodando expresiones y palabras con las que se sienten a gusto al comunicarse con sus pares.
Ese lenguaje especial y familiar que usan entre sí los chicos (jerga) varía incluso entre edades y estratos sociales. Carlos Coello, de 18 años, dice que es frecuente encontrarse con este tipo de expresiones en las redes sociales, “incluso se vuelven comunes en nuestra manera de hablar y en las conversaciones personales”.
Ya sean extranjerismos, adaptaciones de palabras de otro idioma, hasta aquellas que se “ponen de moda” por las canciones del momento (“¿cuál es tu tusa?”), así como la repetición trillada de palabras (millón, espectacular, demasiado, es como que, ¿es en serio?) juntas forman parte de ese “lenguaje juvenil” con el que muchos adultos se muestran en desacuerdo.
El psicólogo y educador Guillermo García Wong explica que estas jergas o idiolectos son parte de las culturas juveniles: “Los adolescentes no están fuera del lenguaje ni tienen otro. Como siempre, los chicos inventan sus claves para encriptar sus mensajes, para que los adultos no les entiendan todo lo que dicen –para sustraerse un tanto a su control–, para reconocerse entre ellos –el clan, la tribu– y crear vínculos fieles con pertenencia”. Y recomienda que los adultos de hoy se acuerden de sus jergas cuando eran adolescentes y niños. Incluso, que reparen en los neologismos bárbaros con los que han aportado: “Aperturar y direccionar no provienen de los chicos, sino de adultos; salieron del mundo de los negocios y algo de la informática”.
Códigos propios
La licenciada Carlota Morales, Mgs., experta en el área del lenguaje, señala que los jóvenes desde siempre han manejado sus propios códigos con la velada intención de rebelarse contra las normas establecidas por los adultos –padres y maestros–. “Ellos constantemente son cuestionados: Párate bien, siéntate recto, saluda, no bosteces, ¡habla bien!”.
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Respecto del uso de palabras deformadas, recomienda mostrar flexibilidad porque los jóvenes tienen la tendencia a encapricharse: entre más los critican, más transgreden las normas... “En realidad ellos se ubican en el contexto muy bien y hablan de acuerdo con quien sea su interlocutor. Cuando los estudiantes hablan conmigo lo hacen con mucha corrección, al punto que cuando exponen muy pocas veces se les ha escapado un “man”, “bacán” o “ella es una grilla...”.
Morales refiere que cuando quiere corregir el habla de un joven, le pide que repita la expresión impertinente y pregunta qué significa porque no entiende, así aprende también de ellos, pues “los adolescentes son supercreativos y son autores de muchísimos neologismos que terminaron entrando en el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua”. Como una curiosidad, Morales se refiere a los códigos del lunfardo: vocablos y locuciones usados por los delincuentes de los bajos fondos de Buenos Aires, que se introdujeron posteriormente en la lengua popular y se difundieron a otras zonas, y terminaron convirtiéndose en lengua poética a través de los tangos.
A leer y escribir
La tecnología contribuye a crear términos como chatear, guglear, mensajear... y contribuye al habla fragmentada en los mensajes vía celular: “porfa”, “porfis”, “TQM”.
Expresiones como “espectacular”, “millón”, o el abuso de ciertos verbos: “ser, hacer, estar, poner” o los adverbios terminados en mente, como “naturalmente, normalmente”... Ese aspecto del habla de los jóvenes es una problemática, cuyas causas están en el poco tiempo que le dedican a la lectura. Las consecuencias son pobreza de vocabulario, uso de lugares comunes, limitaciones en la expresión...
García es categórico: “Todo el mundo, a leer... y no autoayuda; menos aún a sus más conspicuos representantes, como Carlos Cuauhtémoc Sánchez, etc. Leer no cualquier cosa. Todo el mundo, a escribir (lectura sin escritura, se diluye). Lecturas para pensar, para ser, no para guillotinar el espíritu. Háganle caso al Fortalecimiento de la Reforma Curricular de EGB, es clarísimo”.
Glosario breve
Crush: chico o chica que te tiene flechada/flechado.
Yolo: (por “you only live once” / solo se vive una vez).
Llave: pana, amigo, conocido.
Lámpara/ lamparísima: usado cuando algo sorprende por su gravedad / Aparentar. (“¡Está lamparísima ese examen!”. “Ese man es pura lámpara; habla por hablar”).
Montar: asumir un rol (“no montes la de patán”; “monta la de santa, pero es diabla”).
Piteado: algo difícil o problemático.
Brother: los amigos, incluso amigas.
Trip/ tripear: para referirse a “onda” como buena o mala (“en Salinas topamos para tripear/ para andar, joder).
Visaje: oportunidad (“no encames nota, que me cortas visaje”).
Topar: encontrarse para salir.
Grilla: mujer fácil.
Weed: hierba, marihuana.
Runas: trato despectivo para los que no pertenecen al grupo / también para los chicos mujeriegos.
Remember: volver a intentar algo que ya sucedió.
Chafa: algo falso, dañado.
Ficha: que tiene aspecto de delincuente.