Contra el cáncer prostático
Esta enfermedad es rara en hombres menores de 50 años; sin embargo, el control urológico anual a partir de los 40 es lo más recomendable para prevenir.
El cáncer de próstata está a la cabeza en incidencia (aparición de casos nuevos); es el segundo tipo de cáncer en hombres en el mundo, después del de pulmón, reafirma el oncólogo especialista en urología Guillermo J. Streich, quien visitó Guayaquil en junio para una serie de conferencias médicas.
La situación es la misma en Ecuador, informa el doctor Luis Unda Vernelle, de la jefatura de Oncología del Hospital Teodoro Maldonado Carbo, de Guayaquil. Él recomienda dejar de pensar en esto como una enfermedad del adulto mayor. Los cambios del medio ambiente conllevan alteraciones que favorecen la aparición del cáncer a edades tempranas.
Opciones de tratamiento
El paciente con enfermedad localizada, en etapa temprana, es quien tiene la posibilidad de cura, a través de cirugía o radioterapia. La efectividad de ambos métodos es similar, pero la decisión de optar por una u otra será del equipo médico: urólogo, oncólogo y radioterapeuta, dice Streich. Son aptos para operación los pacientes de 70 años o menos.
Unda manifiesta que la cirugía es beneficiosa para los estadíos tempranos: pacientes con lesión en un solo lóbulo de la próstata, en los que el tumor no esté por romper la cápsula y con valores de PSA que no sobrepasen de 10. Ellos también son candidatos a la técnica de fulguración prostática con láser verde. “Ojo, hay pacientes que aunque cumplan estos criterios, tienen enfermedades adicionales que no permiten que se opere, como la insuficiencia cardiaca”, precisa el oncólogo. Con ellos se recurre a radioterapia.
Leve, moderado o alto
El riesgo de cada paciente se mide por la relación entre el valor del PSA (antígeno prostático específico) y el sistema Gleason. Este último permite saber la similitud entre las células del tejido canceroso y las del tejido normal. En el grado 1 hay gran parecido y en el 10 hay demasiada diferencia.
“Se dice que un PSA por debajo de 20 con un Gleason 4 o 5 tiene un pronóstico mejor que el que está por encima de esos valores”, detalla Unda. El equipo médico, además, debe evaluar si el paciente es unimetastásico (tiene una sola lesión en el hueso), multimetastásico (varias lesiones) o polimetastásico (lesiones en huesos y órganos).
El tratamiento inicial es bloquear las hormonas andrógenas con cirugía o fármacos. Un porcentaje importante de pacientes suelen tener una buena respuesta. El nivel de antígeno prostático baja y a los meses, la gammagrafía ósea muestra que las lesiones iniciales comienzan a controlarse. Pero para otro grupo esto no es suficiente, y se usan otros fármacos como bicalutamida y flutamida, para anular la producción androgénica de la glándula suprarrenal.
Tratamiento avanzado
Los pacientes que no tienen posibilidades curativas con cirugía y radioterapia reciben terapia hormonal, a veces combinada con quimioterapia, o también quimioterapia sola.
Para la enfermedad metastásica que se extiende más allá del hueso, los fármacos de elección siguen siendo la terapia hormonal de segunda generación, como la enzalutamida, que actúa sobre el ‘motor’ de la enfermedad y las posteriores metástasis, el receptor androgénico. Streich también habla de la abiraterona, que bloquea la formación de testosterona para evitar que la enfermedad se extienda.
El paciente metastásico puede llevar una buena calidad de vida, asegura Streich, con tratamientos hormonales y una dosis mensual de ácido zoledrónico para fortalecer los huesos. “Tenemos un arsenal terapéutico para mejorar el apetito y la pérdida de peso”.
Resistencia al tratamiento
Hay complicaciones cuando, a pesar de este bloqueo completo, los valores del PSA empiezan a subir nuevamente, aunque parezca leve. Este paciente, dice Unda, es refractario a manejo hormonal. En estos casos se utiliza enzalutamida y abiroterona. Solo la primera está aprobada en Ecuador, señala Unda, “para el uso previo a la quimioterapia, que es la última carta que queda”.
Streich coincide en que esta resistencia es una de las mayores preocupaciones actuales: los valores suben, pero no es posible encontrar la metástasis. En este punto, Estados Unidos ha presentado el desarrollo de imágenes computarizadas PET/PSMA, “que parecería ser el mejor estudio para diagnosticar metástasis iniciales; esto cambiaría rotundamente la dirección y el pronóstico del paciente. Con este estudio, quien hasta hoy era aparentemente M0 (sin metástasis), pasaría a ser un paciente con metástasis, y por tanto, con pronóstico y tratamiento diferente”.
Prevención
El doctor Unda señala que todo hombre mayor de 40 años debe hacerse un chequeo urológico cada año, más aún si tiene antecedentes familiares de cáncer de próstata. “El tacto rectal y el examen de PSA ayudan a detectar enfermedades incipientes, que se pueden curar con cirugía”.
A más de la herencia, otro factor es la edad (los hombres mayores de 70 años tienen riesgo mayor por el mayor estímulo hormonal a la glándula). La población negra, dice Streich, tiene una incidencia mayor al resto. La dieta también tiene peso, en especial el aporte hormonal de las carnes. “Es una enfermedad de causa multifactorial; el alcohol, la obesidad y el cigarrillo también suelen ser relacionados”. (D.V.)
¿EXISTE UNA VACUNA?
El sipuleucel es un fármaco aprobado únicamente en EE. UU. El proceso es extraer sangre al paciente, tratarla con antígenos para generar una respuesta inmunitaria, e inocular esos anticuerpos de vuelta para detener la enfermedad.
ESTUDIOS EN INMUNOTERAPIA
El pembrolizumab se usa en ciertos tipos de cáncer de cervix, estómago, esófago, vejiga, cabeza, cuello, melanoma y células no pequeñas del pulmón. Está mostrando resultados alentadores en cáncer de próstata, pero aún hay que esperar.