Lactancia y peso saludable
Amamantar tiene beneficios para la mujer, siempre que se cumplan las condiciones de esta etapa.
tSí, la lactancia es un proceso que, bien llevado, puede llevar a la mujer a volver al peso que tenía antes del embarazo, pero para alcanzarlo hay que cumplir con dos parámetros básicos, que no todas las mujeres deciden o pueden seguir, por razones que van de lo laboral a lo estético.
El primero es una buena alimentación. El segundo es el sueño. Con solo uno de los dos, no es suficiente.
Para el doctor Francisco Plaza Bohórquez, jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Luis Vernaza, la falta de este último puede ser la principal causa de fracaso. La hormona prolactina, que estimula la lactancia, tiene su curva de producción más alta durante el sueño profundo. “Si una mujer no duerme lo suficiente, no produce cantidad ni calidad de leche en relación a las necesidades del niño”.
La solución ideal a esto, dice el especialista, sería que la mujer pueda quedarse en casa y adaptar su sueño al del niño, tanto en el día como en la noche, para estar a la orden de las necesidades de alimentación del bebé, que son espontáneas. “Una madre que tiene que salir de casa a trabajar, interrumpe todo el ciclo, porque no durmió bien de noche y no podrá dormir durante el día”.
¿Hasta cuándo mantener esta rutina? Hasta los 18 meses de vida del niño, propone Plaza (la Organización Mundial de la Salud sugiere extenderla a los 24 meses o más). “El organismo de la madre que da de lactar le pedirá sueño durante el día”, y hay que obedecer esta necesidad natural.
¿Por qué tanto tiempo? Por la mujer y por el niño. A los 18 meses, el pequeño ya estará comiendo otro tipo de alimentos, pero de ahí en adelante, la lactancia reforzará su capacidad afectiva y cognitiva. “Se ha demostrado que quienes lactaron hasta casi los tres años son personas estables, con un buen desarrollo de la escolaridad, más fuertes para enfrentar el mundo, con un mejor desempeño social”.
Volviendo al peso
Siendo realistas, lo saludable para una madre lactante es volver al número de kilos que tenía antes de quedar embarazada. “Por eso es aconsejable que toda mujer en edad fértil lleve un control, de acuerdo con las tablas de pesos ideales, porque tampoco puede considerarse ‘peso ideal’ a la extrema delgadez por dieta o ejercicio, lo cual no permitirá llevar un embarazo saludable”, afirma el ginecólogo.
Por ejemplo, si usted mide 1,50 m de estatura (4 cm por debajo del promedio de la mujer ecuatoriana), no debe pesar más allá de 120 libras (50-52 kilos), la tercera parte de la estatura. Ese peso, que usted debería tener registrado antes del embarazo, es el ideal para la lactancia, quizás, añade Plaza, con un incremento de no más allá del 10%.
Alimentos y suplementos
El segundo aspecto por tener en cuenta para una lactancia óptima es la alimentación. Debe ser, en lo posible, casera, con el balance nutricional adecuado: proteínas (15-20%), grasas (20-30%) y lo restante en hidratos de carbono (vegetales, legumbres, cereales). ¿Qué suplementos tomar? Plaza aconseja oligoelementos: hierro, calcio, fósforo, magnesio y selenio, sea en polvo o en cápsulas, sin olvidar las frutas.
La madre lactante puede hacer ejercicios, que irá incrementando de manera paulatina a partir del tercer mes de haber dado a luz, hasta completar su rutina al llegar al año. “Nunca excederse para conseguir un peso menor al que tenía antes de salir embarazada, menos aún mientras está dando de lactar, puede quitarle calidad nutricional a la leche”.
El papel de las fórmulas
La leche de fórmula suele ser un apoyo para las madres que no pueden estar todo el tiempo junto al niño. Pero su valor nutricional no se compara con la leche materna. La OMS explica, en su publicación de 2016 Comercialización de sucedáneos de la leche materna, que una presentación inadecuada de productos que compiten con la leche materna va contra los esfuerzos por mejorar las tasas de lactancia natural.
En opinión de Plaza, el 95% de los casos en que se evita la lactancia materna tienen causas injustificadas, la mayoría de ellas de tipo estético. “Solo un 5% de condiciones biológicas contraindican dar el pecho. Cuando las madres están recibiendo tratamientos por cáncer, o en estado semicomatoso, recibiendo altas dosis de medicamentos para tratar enfermedades graves. Fuera de eso, toda mujer está en capacidad de dar de lactar”.
Con el paso del tiempo, aporta, quienes han sido alimentados artificialmente en la infancia, desarrollan intolerancia al gluten y a la lactosa, entre otras dificultades. “No hay como la lactancia materna para criar un niño sano y fuerte, no solo física sino emocionalmente”. (D.V.)
TENDENCIAS EN FÓRMULAS
En un intento de reducir la distancia entre las fórmulas para bebés y la leche materna, se ha sugerido enriquecerlas con fragmentos de la membrana del glóbulo graso (MFGM), un elemento presente en la leche humana y la de vaca.
DIFERENCIAS
El pediatra colombiano Germán Silva Sarmiento expone que lo que se adiciona es Lacprodan–10, fracciones del glóbulo graso de la leche de vaca, que no producen los mismos resultados fisiológicos y clínicos que el elemento entero.