Medicina combinada

Un tratamiento médico convencional puede, en ciertos casos, combinarse con terapias alternativas.

Desde la antigüedad han existido distintos métodos para tratar las enfermedades que han evolucionado con el tiempo. La medicina convencional o alopática, por ejemplo, emplea fármacos específicos para curar o aliviar rápidamente los síntomas e incluso tecnología de punta para realizar una cirugía. Mientras que la complementaria y alternativa emplean productos naturales o prácticas que se concentran en la interacción de la parte física, la mente y el espíritu.

Según el Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa (NCCAM, por sus siglas en inglés), el concepto de que la mente es importante para el tratamiento de las enfermedades es parte integral de los métodos curativos de la medicina tradicional china y la medicina ayurvédica. Un sistema integral que se originó en la India. Las terapias utilizadas incluyen hierbas, masajes y yoga, cuyos orígenes se remontan a más de 2.000 años.

“Hipócrates también advirtió los aspectos morales y espirituales de la curación y consideraba que el tratamiento solo era posible teniendo en cuenta la actitud, las influencias del medioambiente y los remedios naturales”, dice el NCCAM.

Para la ginecóloga Eufemia Guamán, especialista en algunas de las ramas de la medicina complementaria del Centro Integral Ollantay, ante situaciones emergentes el mejor instrumento que se tiene a la mano es la medicina convencional, ya que no se puede utilizar un medicamento natural porque se demoraría mucho tiempo en producir su efecto benéfico.

Sin embargo, agrega, actualmente prácticas como la homeopatía, la acupuntura, la terapia neural, el biomagnetismo, las bioenergéticas, las flores de Bach y la medicina herbolaria, entre otras, son cada vez más populares, ya que tienen menos efectos secundarios que los medicamentos de origen sintético, son más económicas y más naturales.

No esperar al final

El neurólogo español Francisco Barnosell, autor del libro Entre dos aguas, estuvo durante ocho años investigando desde la medicina tradicional hasta las terapias alternativas y llegó a la conclusión de que algunas sí funcionan.

“Ante enfermedades graves como, por ejemplo, un cáncer, me acogería a alguna de ellas. De entrada no esperaría al final, yo lo haría de manera simbiótica. Al mismo tiempo que tengo un tratamiento médico haría la terapia alternativa, porque creo que debe ser complementario”.

Es importante, agrega, que el paciente crea en su médico y que la enfermedad la va a superar. Cuando la persona cree en algo muy fervientemente, le sucede cambios metabólicos y de inmunidad que se ponen en marcha y que ayudan a la curación. “Cada paciente tiene un alma, un espíritu, un destino, una emoción y no solo tiene un cuerpo”.

Si el enfermo tiene una emoción determinada sin expresar, dice, queda enquistada, provocando un bloqueo energético del campo electromagnético que tenemos. “Esto provoca una inflamación, que puede causar un tumor y este luego una enfermedad más grave”, explica Barnosell, quien solo trata con medicina complementaria cuando se lo piden. “Si lo solicitan es porque creen en ello y ya tienen la mitad ganada”.

Declaran la enfermedad

La peruana Milagros Herrera Vargas, canalizadora espiritual terapéutica, explica que cuando alguien se bloquea físicamente, definitivamente declaró la enfermedad y debe ir al médico para ser tratado. Sin embargo, es conveniente de manera paralela que opte también con medicina alternativa para que detecte de dónde viene el problema. “Muchas veces son patrones que están incrustrados en las capas áuricas – energía– a las que el doctor convencional no puede sanar. Lo que se hace es reestructurar los campos energéticos bloqueados, para ellos están los centros de terapias donde hay médicos homeópatas, naturópatas, kinesiólogos, entre otros”.

Combinación con fármacos

Según el urólogo César Merino Espinoza, la terapéutica moderna cada día demuestra la necesidad de combinar la medicina convencional con la alternativa cuando el caso lo requiere. En culturas milenarias como la China e India, por ejemplo, están encontrando el equilibrio con los dos tipos de medicina, sobre todo en el área del sistema inmunólogico, en la que se han hallado excelentes resultados.

“Cuando tengo pacientes con infecciones sexuales como clamydea, herpes, papiloma, yo entro con antibiótico y elevo el sistema inmunológico con altas dosis de vitaminas y minerales. Con eso estoy confirmando la eficacia del antibiótico y ayudo al organismo a que la toxicidad de este no sea muy fuerte y no afecte órganos como el hígado o los riñones, además bajo las posibilidades de úlcera o gastritis. El tiempo de uso del fármaco empleado es el mínimo indicado versus terapias largas que muchos protocolos recomiendan”.

En la eyaculación precoz, agrega, para la cual el uso de ansiolíticos es una de las opciones, igualmente estos los combina con la medicina alternativa, como la terapia Homa, masajes relajantes y minerales, porque ayudan a reducir el tiempo del uso del fármaco.

Asimismo, dice Merino, en el crecimiento prostático o HPB empleo productos de casa farmacológicos, extractos de sao palmeto o pigeum africano, que se ha demostrado clínicamente ayudan a evitar el crecimiento prostático y a desinflamarla en caso de prostatitis crónica.

“Hay que tener en cuenta que al usar la medicina alternativa el paciente debe tener un compromiso con su organismo, alimentándolo mejor con frutas y vegetales. Además, tiene que ayudarse con ejercicios y no contaminándolo con el consumo de alcohol, cigarrillo o drogas. Es decir, le vamos a dar los nutrientes necesarios para que el propio sistema pueda realizar la curación”.

Por último, dice Guamán, existen terapias complementarias y alternativas que se pueden combinar con el uso de los fármacos, porque no existe contraindicación y ayudan a la recuperación más rápida del paciente.

Sin embargo, con la homeopatía es recomendable que no se combine, porque echa a perder todo el trabajo que realiza.