Nutrición estudiantil

Una alimentación adecuada en todas las etapas de la vida se relaciona con un gran rendimiento escolar.

La alimentación es la vía mediante la cual el cuerpo humano, en todas sus etapas, recibe energía procedente de la naturaleza en forma de comida; y en la infancia, además del proceso natural de mantenimiento de la vida, se presenta un gasto energético por concepto de crecimiento.

Según la médica nutricionista Mariuxi Egas Miraglia, los estudiantes en todas sus fases: preescolar, escolar, adolescencia y adulto joven presentan mayores demandas para sostener todas estas funciones de mantenimiento y crecimiento. Si faltaran los aportes, alguna de estas funciones se podría afectar y disminuir o desaparecer.

Para que se alimenten de una forma saludable, explica, es necesario que en cada una de las comidas el plato esté compuesto por los nutrientes indispensables para el buen funcionamiento del cuerpo: un producto proteico de origen animal, como los pescados, carnes, huevos, lácteos y leguminosas; y otro carbonatado o almidonado, como el fideo, pan, arroz, quinua, maíz, papa, verde, yuca.

También, agrega, se requiere uno que contenga grasas saludables, como los aceites crudos, frutos secos; y por último, otro rico en fibra, agua, vitaminas y minerales, como los vegetales y las frutas enteros y crudos. De tal manera que todos los alimentos pueden ser utilizados en forma variada considerando la organización antes mencionada y en los tamaños adecuados.

Los niños de 2 años, asegura Egas, necesitarán porciones pequeñas comparadas con las que van a requerir los adolescentes o los adultos. Para poner un ejemplo: del grupo de los almidones, los pequeños necesitarán aproximadamente dos cucharadas de arroz (de las que se usan para tomar sopa), mientras que un adulto requerirá probablemente 3/4 a una taza del mismo alimento. Además, las porciones se irán incrementando a medida que el niño va creciendo.

Órganos beneficiados

Con una alimentación adecuada todos los órganos se benefician. Por ejemplo, las funciones cognitivas (de pensamiento) se llevan a cabo en el cerebro, pero el equilibrio de todo el cuerpo participa en el proceso.

Asimismo, indica Egas, con una nutrición equilibrada el tubo digestivo estará saludable para poder absorber y procesar los alimentos que se consumen, y el sistema vascular sin obstrucciones (arterioesclerosis) estará en capacidad de transportar la sangre con oxígeno a todas las partes del cuerpo sin retrasos, incluyendo el cerebro.

La memoria, añade, es una de las destrezas que se adquieren durante el proceso de aprendizaje en una persona sana, para lo cual la condición ideal siempre será una alimentación equilibrada.

“Esto no quiere decir que las personas con capacidades diferentes no la tengan o aquellas que tengan enfermedades sistémicas las pierdan. Pero si se goza de una condición de salud adecuada basada en una alimentación saludable, que incluya los cuatro grupos antes mencionados, en todas las comidas, las posibilidades aumentarán”.

Mal sin desayuno

El desayuno es una de las comidas más importantes del día y la primera después de muchas horas de ayuno que se produce durante la fase de sueño. Egas explica que esta comida debe ser consumida al poco tiempo de haber despertado (máximo una hora), de forma tal que tres o cuatro horas después los niños, a la hora del recreo, puedan tomar su colación, lunch o comida intermedia.

Si el alumno está mal alimentado, empezando por saltar el desayuno, presentará falta de atención y/o sueño. Por esa razón desde hace más de 20 años existen políticas de salud que promueven o entregan desayuno o colación escolar para reducir los riesgos de malnutrición en la población escolar vulnerable, particularmente en los niños menores de 5 años, porque es la etapa en la que se está desarrollando con mayor rapidez el cerebro.

Con una nutrición equilibrada, el tubo digestivo estará saludable para poder absorber y procesar los alimentos que se consumen”, Dra. Mariuxi Egas

Según la médica nutricionista Lorena Miranda Párraga, los refrigerios que se sirven a media mañana no reemplazan al desayuno ni al almuerzo. Por lo tanto, es muy importante que los estudiantes los consuman antes de salir a clases y al llegar a casa.

Lamentablemente, explica, existen niños que no tienen la costumbre de desayunar, por malos hábitos que deben cambiar. Generalmente, los padres o encargados no organizan el tiempo para tomar un buen desayuno en forma relajada y en familia. Otro factor que influye es la falta de tiempo, las prisas y los atrasos. Incluso, por no levantarse temprano.

Es importante, dice, hacer que los niños desayunen, porque la falta provoca fatiga, pérdida de energía e irritación por las mañanas. Y si no lo consumen, es muy difícil que cubran sus necesidades nutricionales diarias.

Para Egas, la falta de alimentación en los otros tiempos de comida, almuerzo y cena, seguirán siendo problemas importantes porque podrán generar falta de atención, de concentración y de memoria, como se observa en los pacientes desnutridos. Además, la escasez de alimentación adecuada en la noche, para nosotros merienda o cena, puede generar dificultad para conciliar el sueño.

Prepare las comidas

Si los padres siempre dicen que no tienen tiempo para hacer una buena comida, ya que trabajan, la doctora Egas Miraglia considera lo contrario. Siempre se puede sacar algún tiempo para elaborar una comida saludable. Lo que suele ocurrir con mayor frecuencia es el hecho de que los padres agobiados con las cargas laborales y responsabilidades domésticas no cuenten con la información adecuada de lo que es necesario consumir para que sus hijos puedan estar bien alimentados.

No se han organizado para poder construir una estrategia que les permita alimentarse y alimentar a sus hijos de forma adecuada. O no cuenten con los recursos económicos básicos para poder enfrentar el proceso.

Pero si el costo de los alimentos proteicos (carnes) es muy alto, pueden ser sustituidos dos o tres veces por semana por leguminosas (lenteja, fréjol, garbanzo, chocho, haba, soya, alverja) en preparaciones como sopas y menestras, que sí existen como parte de nuestra cultura culinaria. (S.M.de.C).